María Magdalena en la Literatura

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Juan Antonio Monroy.
Teukhos. 2019. 223 pp.

Teukhos no es propiamente una editorial, sino una web de información y recomendación de literatura mayormente cristiana con prevalencia de libros evangélicos, especialmente los editados por CLIE. También podría definirse como una entidad sin ánimo de lucro que para la venta de los libros que recomienda tiene un link conectado con Amazón y la Casa del Libro.  Esta apoyada por la Generalitat de Catalunya, el Gobierno de España  y la Unión Europea. Aunque no se indique en su web, también edita libros como el que reseñamos, pues su contenido encaja perfectamente en los objetivos de esta entidad.

El escritor Juan Antonio Monroy, no deja de sorprendernos con cada nuevo libro que publica, pero este le va como anillo al dedo porque se sumerge en su pasión literaria que consiste en leer, escribir y publicar, ya sean artículos o libros. Este libro es una obra de crítica literaria, algo así –perdón por la comparación- como la revista SÍNTESIS en forma de libro monográfico. Al tratarse de un personaje bíblico femenino, el prólogo corre a cargo de Asun Quintana, una hermana que desempeña labores pastorales en la capital de España y es Consejera de la Mujer en el Consejo Evangélico de Madrid. Recuerda que el nombre ¡María!, fue la primera palabra pronunciada por Jesús resucitado. Ella fue también la primera que vio el cuerpo de Jesús resucitado y que este la envió a comunicar a los discípulos que había resucitado.

El autor recorre la bibliografía que sobre María de Magdala se ha escrito haciendo una selección de autores, conocidos y desconocidos por el gran público. Evidentemente, los evangelios son los documentos más fiables que tenemos sobre la existencia de esta discípula de Jesús y de lo que sabemos de María. Pero también los llamados padres de la Iglesia se refirieron en sus escritos a ella. No obstante,  a lo largo de los siglos el número de libros ha ido en aumento, libros llenos de leyendas sin valor histórico, unidas a la devoción popular, por haber sido hecha santa en sentido católico. Monroy ha escogido a 36 autores de cuyas obras  ha extraído los temas que se repiten con relación a estos cinco puntos: 1) Su identificación  como mujer antes y después de ser sanada por Cristo de un padecimiento demoníaco; 2) La supuesta relación existente entre María de Magdala, María de Betania y la mujer sin nombre que se menciona en Lucas 7:36-39; 3) Las supuestas relaciones sentimentales de la Magadalena con Jesús; 4) El destino de María después de ascender Jesús al lugar de donde descendió; 5) El sermón pronunciado por el papa Gregorio I apodado el Magno en las postrimerías del siglo sexto en el que llama a María “prostituta” y “fornicaria”. Manifiesta Juan Antonio que no ha podido hacer nada para evitar barbaridades como estas y las contradicciones en que incurren los que han escrito libros sobre la exendemoniada de Magdala. El libro está formado por dos partes: María Magdalena en la literatura, Lo que no dice la Biblia y lo que dice la Biblia. Una relación por orden alfabético de autores citados en este libro.

Autores de todo tipo, incluso aquellos que deberían, por su condición religiosa, ser más consecuentes con los evangelios, cometen el error de confundir a María Magdalena con María de Betania y con la mujer anónima que era pecadora y trajo un frasco de alabastro con perfume y ungió sus pies de Jesús,  con sus lágrimas los regaba y los secaba con sus cabellos, como si fuera la misma persona. Pero muchos de los libros reseñados, que incurren en el mismo error, son novelas, es decir, obras de ficción, aunque pasa lo mismo con las obras de erudición. Por otro lado, siguiendo la falacia del papa Magno, algunos se exceden al considerarla una prostituta. Calificaría de infame la obra de Lope de Vega, un enfermo del sexo, que en su comedia “La mejor enamorada, la Magdalena”, concibe a María “como una prostituta de tipo cortesano, su honra puesta en boca del vulgo, la lujuria siempre presente en sus pecados”. Lo que parece inconcebible es que el papa Juan Pablo II dijera que la primera mujer que vio a Cristo resucitado fue la virgen  María. Es el colmo del maximalismo mariano que es capaz incluso de manipular el cuarto evangelio y mentir.

El capítulo sobre lo que no dice la Biblia y lo que dice la Biblia, es necesario a modo de resumen para dejar clara la diferencia entre lo que dicen los autores de los libros reseñados y lo que expresan los evangelios. Los primeros se han inventado una María que no es la de los evangelios. En rigor exegético, tenemos que decir que el término demonios en la Biblia aparece casi siempre en plural y cuando se presenta en singular nunca se refiere al diablo, sino a un espíritu maligno. El griego koiné no tiene artículo indeterminado y el término “demonio” se menciona en el NT sin artículo. La regla es que cuando un sustantivo no lleva artículo al traducirlo se deja así o se escribe con el indefinido. Por otro lado, diablo nunca se encuentra en plural, porque solo hay uno llamado Satanás, Beelcebú, dragón o serpiente antigua (Ap. 20:2). En resumen, no es correcto llamar a Satanás “demonio”.

El dominio de las letras y de la literatura que tiene Monroy es ejemplar, como es evidente por sus obras. Aquí, además de su capacidad selectiva, muestra su dominio de los idiomas, porque reseña obras en inglés, francés y una en portugués. Otra excelente obra que viene a engrosar el abultado patrimonio literario de nuestro autor.

Pedro Puigvert

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