Los doce profetas

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doceObra preparada por Alberto Ferreiro.
Editorial Ciudad Nueva, 2007, 432 pp.

En nuestra revista en papel ya hemos comentado los libros de esta serie que han sido publicados hasta ahora. Por tanto, para los nuevos lectores vamos a explicar en qué consiste este proyecto cuyo título es muy explícito: la elaboración de un comentario de las Sagradas Escrituras con una selección de textos que escribieron los llamados Padres de la Iglesia desde el final de la época del NT hasta el 750, es decir, incluye comentarios que van desde Celemente de Roma (+101) hasta Juan Damasceno (675-749), el último de los Padres orientales. Sin embargo, alguno sobrepasa este límite, como Iso’dad de Merw, que es del siglo IX. El contenido, pues, está formado por exposiciones exegéticas de los libros bíblicos formuladas por aquellos Padres que escribieron sobre ellos. En este caso se trata de los profetas llamados menores debido a su extensión, que en el original ocupa una sola hoja de papiro o pergamino. El texto bíblico está dividido en pasajes que comprenden varios versículos. Cada uno de estos pasajes está precedido de un título, seguido por el pasaje bíblico correspondiente. A continuación viene el comentario a dicho pasaje extraído de los escritos de uno o más Padres de la Iglesia. El texto bíblico procede de la Sagrada Biblia traducida por profesores de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, editada por Ediciones Universidad de Navarra, S.A., fundada en 1967 (E.U.N.S.A.). El original de toda la colección de volúmenes de la serie, fue publicado por Inter Varsity Press de Estados Unidos en 2003, editado por ICCS, siglas que corresponden al Institute of Classical Christian Studies (Instituto de Estudios de Clásicos Cristianos). Este volumen es el número 16 del AT y cuando se publicó  faltaban todavía doce títulos por editar. En la actualidad, solo faltan  tres volúmenes para completar el AT y toda la serie, pues el NT ya está terminado.

El Dr. Alberto Ferreiro, que ha preparado esta obra,  es profesor de Historia de la Seattle Pacific University de Seattle, Washington y especialista en Historia apostólica a moderna, autor de varias obras de historia.

Cuando leemos los comentarios de los  Padres, debemos tener en cuenta que la exégesis de su época era la que se adoptó en  la Edad Media en que de manera paulatina desembocó en la característica  de la pluralidad de significados, que tiene su expresión en la teoría de los cuatro sentidos formulada por Juan Casiano en el siglo V: Littera gesta docet, quod credas Allegoria; Moralis quida agas; quo tendas Anagogia (La letra enseña los hechos, la alegoría lo que has de creer, el sentido moral lo que has de hacer, y la anagogía a dónde has de tender). Sin embargo, podemos observar ´que el método preferido por los Padres era la alegoría, una manera de hacerle decir al texto lo que al intérprete le parece alejado del verdadero sentido de lo que dice. A todo ello debemos añadir el uso del dogma como regla de fe, con lo que se llegaba al punto de perder el verdadero sentido de las Escrituras. Eso lo podemos comprobar en este volumen cuando, por ejemplo, Agustín de Hipona interpreta la frase y vendrá el Deseado de las naciones de Hageo 2:7, como una profecía de la segunda venida de Cristo, cuando esto no es posible por cuanto el vocablo que la Vulgata tradujo como “Deseado” en el original hebreo es un término femenino plural, tal como se traduce  en el encabezamiento “vendrán los tesoros de todas las naciones”, aunque es más correcto “ riquezas” que “tesoros” en su literalidad. Aquí, Agustín se limitó a dar por buena la frase de la Vulgata sin preocuparse del original hebreo ni de la Septuaginta.  Que la alegoría era el método preferido de los Padres de la Iglesia, sobre todo los alejandrinos está muy claro cuando leemos cualquier comentario de los que escribieron. Agustín interpreta que Gomer, la esposa de Oseas que se prostituyó, es una prefiguración de la mujer que ungió los pies de Jesús. Por el contrario, Teodoro de Mopsuestia, que seguía el método histórico-gramatical, lo explica como “la gran maravilla de la condescendencia divina al elegir a un pueblo tan ingrato por una atención especial”.

Así podríamos ir enumerando infinidad de pasajes en donde se hace patente la presencia de los diversos métodos de interpretación reflejándose en los comentarios, exegéticos unos, parenéticos otros, es decir, de aplicación exhortativa antes que expositiva. De ahí que la alegoría fuera un método ideal para ellos, pero el resultado estaba muy lejos del verdadero significado de un pasaje, una frase  o una palabra, según el lugar donde se encuentra.

Como en todos los libros de esta serie de obras, al final lleva información complementaria, que en el volumen que  nos ocupa encontramos un glosario de autores y obras. Sigue un índice de autores y obras antiguos, un índice temático y termina con un índice bíblico.

Pedro Puigvert

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