L’Esperit, llavor de l’univers

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Ramon Pou i Rius.
Editorial Claret, 2014, 155 pp.

Este libro se empezó a gestar cuando el autor tenía 84 años. Según sus propias palabras “manifiesta su visión del universo y de la existencia humana basada en una infraestructura evangélica”. Se puede considerar su obra póstuma, pues antes de que falleciera en el año 2012, precisamente cinco previos a su partida recibió la visita de su amigo y discípulo Joan Torra. En el encuentro que mantuvieron, le hizo entrega del original de este libro. Con anterioridad le había pedido a su colega que cuando le visitara le trajera un lápiz de memoria en el que copiaría lo que había escrito y que  ahora  se ha publicado en la colección que Claret ha desarrollado con el nombre de “Savieses” (Sabidurías), habiendo divulgado 25 obras de autores tan conocidos como Carlo María Martini, Juan Antonio Pagola, Juan XXIII, Hans Urs Von Balthasar y José M. Castillo.

Ramón Pou estudió filosofía y teología en el Seminario de Vic, en la Universidad Pontificia de Comillas (Santander) y en la Universidad gregoriana de Roma donde se licenció. Fue profesor en el Seminario de Vic y en la Facultad de Teología de Catalunya. Publicó más de media docena de libros y artículos en diferentes revistas. Fue ordenado sacerdote de la diócesis de Vic.

El libro consta de tres capítulos, siendo el tercero el más extenso de todos. En el preludio del primer capítulo, dice en sus propias palabras que “incluye el tema central y básico de su razonamiento”. Con frases cortas describe al Espíritu sugeridas por Gn. 1:1-2. Sus reflexiones son en clave de fe, no de doctrina o dogma para él. Al ser eterno, que Pou denomina el Uno, lo describe así: “es Omnipotencia de Amor Originante (Padre), es eterna expresión de él mismo (Logos, Huiós, Hijo) y es Dinámica de vida (Pneuma, Espíritu). Se trata de una descripción muy escueta que hace necesaria una explicación que no facilita.

El capítulo segundo versa sobre el conocimiento: científico, filosófico y espiritual. Como estos tres aspectos son explicados al margen de la revelación, forman parte de su reflexión, pero no sirven como guía a los demás. Su concepto de fe y sabiduría no están inspirados por la Escritura, aunque cite a Abraham. Si bien explícitamente descarta la idea panteísta, sin embargo, se observan algunos rasgos que señalan un cierto grado de dicho concepto religioso, porque no se refiere nunca al Espíritu Santo como persona, sino como energía. Pero no debe extrañarnos pues a Dios le llama Misterio. Para él Dios es creador en este sentido: “al Big Bang de la ciencia yo uno, por analogía un Big Bang de la fe judeocristiana que es el acto creador de Dios”. Con todo huye de la ciencia porque solo habla desde la fe. Establece una relación entre Gn. 1 y Jn. 5 y 9 que está muy bien traído. Como hemos más arriba, el tercer capítulo es el que da nombre al libro y donde expresa su pensamiento pneumatológico. También incluye cristología, mariología y eclesiología.Con relación a esta última, rechaza la iglesia jerárquica y descubre la comunidad del libro de los Hechos como la iglesia que le gustaría ver.

Discrepamos de su concepto, que por otro lado es del catolicismo, cuando dice que los escritos del NT surgen de la reflexión de la las iglesias entre los años 90-100 de nuestra era, pues hay evidencias de algunos que pertenecen a alrededor de los años 50 y sería negar su autoridad apostólica. También estamos en desacuerdo cuando equipara Escritura y Tradición, pero esta doctrina es la que declaró el Concilio Vaticano II y aparte de que sea su creencia, no puede decir algo al margen de la doctrina oficial del catolicismo romano.

Muchos aspectos del libro son para tener en cuenta a pesar de que no compartamos su visión o pensamiento, especialmente su concepto del Espíritu.

Pedro Puigvert

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