Las 7 Iglesias del Apocalipsis

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7Philippe Belmonte
Logos Ediciones, 2000, 306 pp.

Con la entrada de los nuevos siglo y milenio, los editores empezaron a lanzar al mercado gran cantidad de libros de temática apocalíptica. Esta revista es testigo de estos hechos, como puede comprobarse por las reseñas que hemos realizado de algunos libros. Después de una década, aún aparecen nuevos títulos como el que nos ocupa y no es el primero que se refiere solamente a los tres primeros capítulos del libro de Apocalipsis, porque al tratarse de cartas dirigidas a siete iglesias, es un tema muy apropiado para la Iglesia en el día de hoy.

La introducción es lo mejor del libro. Como no se trata de un comentario bíblico exegético, sino más bien de una obra pastoral, tampoco tenemos derecho a exigirle mucho. Sin embargo, nos hubiera gustado que las exposiciones se hubieran hecho sobre un examen más riguroso del texto. Por otro lado, no entendemos bien a qué obedece la inserción de un capítulo dedicado a la casa de María en Éfeso, salvo por el hecho de la existencia de una carta dirigida a la comunidad de dicha ciudad. El autor piensa que María vivió en dicha localidad, pero pone en duda que la casa que, según la leyenda, habitó María sea realmente auténtica. Esto no aporta nada a la comprensión del texto.

Otra cosa que queremos destacar es que las palabras que encontramos en  1:7 mencionando la segunda venida de Cristo, las aprovecha Belmonte para hacer una disquisición, ¿sobre el regreso de Cristo?, NO, sino sobre el arrebatamiento de la Iglesia. Pero luego resulta que en la exposición del epígrafe, lo que está explicando es la doctrina dispensacionalista del rapto secreto y la venida de Cristo en dos etapas, característica de esa escuela.  En el libro no se dice nada sobre las escuelas de interpretación de Apocalipsis, pero nos quiere colar la suya, eso sí, con mucho respeto (en mi opinión,…dice). Y no solo este aspecto, sino que además se declara pretribulacionista y milenarista, (es decir, premilenarista).

¿En qué nos basamos para decir que le falta rigor exegético básico? Vamos a mostrar, con un ejemplo evidente, en el que además incurren en error innumerables predicadores que lo toman fuera de contexto y le incorporan una idea que no está en el texto aplicándolo incorrectamente.  Se trata de Ap. 3:20, versículo que para Belmonte significa: “Junto con Jn. 3:16 este versículo bíblico es uno de los más conocidos. Muchos predicadores lo utilizan (lo manipulan, diría yo) para anunciar el evangelio, porque resume la acción de Dios con respecto a los hombres. Aquí vemos al Dios creador en Jesucristo que está de pie a la puerta de tu corazón, y llama. Si le oyes y le abres, él entrará. ¡Cuán grande es la gracia de Cristo! Si me encontrara ahora mismo en mi iglesia local, le diría a la congregación:<vamos a aplaudir al Señor>”.  Aparte del error teológico de esta frase que hace depender la salvación  de una decisión del pecador y no de Dios que es quien salva, está el error exegético: Cristo está a la puerta de la iglesia, no del corazón como dice, que es añadir un concepto que no está en el texto y además no tiene que ver con la conversión del pecador, sino con la comunión de Cristo con su iglesia, especialmente en el culto. Es lamentable, pero esto se da cuando Cristo no es el centro de nuestra adoración. Sin embargo, entre los que forman una iglesia, puede haber  quien oiga la llamada de Cristo y abra la puerta; entonces, Cristo entrará “a” él (adonde está el que ha abierto), no “en” él, que sería “dentro de”, para tener comunión con él. En griego, la forma verbal eiseleusomai, tiempo futuro del verbo eiserjomai, significa “entrar/venir hacia alguien”  La preposición de lugar pròs significa “adonde”, o “hacia”, no “de”. Palabras dirigidas a una iglesia que creía tenerlo todo, pero carecía de lo fundamental: Jesucristo.

Pedro Puigvert

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