Jesús de Nazaret

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JesusAntonio Piñero.
Editorial Edad, S.L.U., 2012, 348 pp.

Parece increíble que un autor con una preparación académica tan excelente como la de Antonio Piñero y un prestigio internacional como el suyo, haya preparado una obra como esta. Pero no nos debe extrañar porque ya hizo una incursión en el tema en “Jesús. La vida oculta”. Decimos preparado porque no se trata de un libro sobre la persona de Jesús escrito por él. Lo único que ha escrito es el prólogo,  los epígrafes, debajo de los cuales ha colocado textos del NT y textos apócrifos con el objetivo de resaltar una serie de supuestas contradicciones y algún que otro breve comentario después de un texto, bíblico o apócrifo. Pero dejemos que sea él mismo quien nos presente el libro: “El volumen presente no es <un libro de texto>, sino un <libro de textos>. Su misión es presentar al lector de un modo ordenado los pasajes, tomados en general de los evangelios tanto canónicos como apócrifos, y con pocas excepciones de otros autores de la literatura cristiana primitiva (como Hechos apócrifos de los apóstoles, Justino Mártir e Ireneo de Lyon), que hacen aparecer ante los ojos las <cien caras de Jesús>: cómo se veía él a sí mismo –según los evangelistas- y cómo lo vieron sus discípulos, sus amigos y sus enemigos. El libro representa el punto de vista, variadísimo, del cristianismo primitivo sobre cómo era Jesús”.

Intuyendo Piñero que algunos de los textos o incluso de los apartados podrían parecer un tanto forzados, se adelanta a la objeción para decir que no es así, salvo contadas ocasiones,  porque argumenta que  “el esquema organizativo estaba muy bien dibujado en mi cabeza antes de concretarlo en textos”. Es decir, ha ido a buscar textos que validen su punto de vista previamente concebido y entonces les ha puesto un epígrafe como una especie de lentes para que lo leamos inducidos por estas palabras pretextuales. Si todavía le parece poco contundente busca reforzarlo con un texto apócrifo y entonces ya es el colmo de la manipulación. A nosotros nos parece que esta metodología no es correcta porque a los textos se les saca de su contexto y los apócrifos son el abuso de lo absurdo, sobre todo aquellos que tratan de la niñez de Jesús. Los pasajes de los evangelios que muestran la humanidad de Jesús, están colocados bajo un epígrafe que dice: “Jesús es un mero hombre, no Dios”. Esta frase no resiste la analogía de la fe. Para subrayar esta idea echa mano del testimonio del fundador de la secta de los elcasaítas que sostenía que Jesús era un hombre común y de los ebionitas que decían que era hijo de José. Del capítulo II sobre la vida terrenal de Jesús solo podemos rescatar los textos canónicos, los apócrifos son puras leyendas que no tienen valor alguno. Naturalmente, viniendo de quien viene y estando en el país en que estamos, no podía faltar una nota sobre la perpetua virginidad de María, incluso después del parto de Jesús. ¿Hay algún texto canónico que de pie a  este dogma de fe del catolicismo? No, todos son apócrifos. Pero lo bueno del caso es que a continuación añade el siguiente epígrafe. “No hubo virginidad de María después del parto”. La base de este epígrafe son todos textos canónicos, preferentemente aquellos que se refieren a los hermanos de Jesús. Pero a continuación, el siguiente epígrafe es: “Jesús no tiene hermanos, sino hermanastros”. Claro, uno puede pensar  que siendo Jesús hijo de María y los otros hijos de María y José, se les puede dar el apelativo de hermanastros; pues no, se trata de hijos de un matrimonio anterior de José, según el apócrifo Protoevangelio de Santiago, un auténtico cuento chino. Y así podríamos seguir hasta el infinito, pero donde riza el rizo es en el punto sobre el estado civil de Jesús, en que es misógino, célibe, casado y homosexual., según se supone que  dan a entender algunos textos apócrifos.

Hemos querido encontrar algo positivo, pero pesado en balanza ha sido hallado falto.

Pedro Puigvert

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