Enseñanzas que transformaron el mundo

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enseñanzasDr. Miguel Núñez.
B&H Español, 2015, 173 pp.

Con dos años de anticipación a la celebración del quinto centenario de la Reforma  protestante, apareció este libro para resaltar las doctrinas principales de la misma sobre la base de las cinco solas que son las enseñanzas que transformaron el mundo, que da título a la obra, aunque de manera estricta fueron las que transformaron Europa como él mismo dice. Estas enseñanzas son grandemente desconocidas en Latinoamérica y he aquí que  la razón del autor al escribir este libro es darlas a conocer porque la única esperanza de la sociedad es el evangelio de Jesucristo que puede cambiar el corazón del hombre.

 El texto viene precedido por una serie de frases laudatorias que reconocidos ministros evangélicos  han expresado tanto de la obra como del autor, que por cierto es el pastor titular de la Iglesia Bautista Internacional, en Santo Domingo (República Dominica). También es presidente y fundador del Ministerio Integridad y Sabiduría, cuya visión es despertar a Latinoamérica a la verdad de Dios. Se graduó en la escuela de Medicina de INTEC en el año 1980, en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana y cursó sus especialidades en Medicina Interna (1982-85) y Enfermedades Infecciosas (1985-1987) en los EE.UU. En el área ministerial, obtuvo una Maestría en Teología  en el Southern Baptist School for Biblical Studies (2010) y un Doctorado en Ministerio en el Southern Baptist Theological Seminary (2014).En 2016, el Dr. Núñez fue nombrado  profesor asociado de Liderazgo Pastoral y el Director de la estrategia para América Latina del Southern Baptist Theological Seminary.

 El libro está compuesto por doce capítulos de los que cinco llevan por título cada una de las cinco solas que los reformadores del siglo XVI pusieron como pilares del movimiento que cambió todo el panorama religioso de la época volviendo a la raíz de la fe cristiana, la cual había sido corrompida por la jerarquía y el clero de la iglesia oficial. Los siete capítulos restantes son exposiciones doctrinales que se entrelazan y derivan de los otros con énfasis especial en las doctrinas reformadas o calvinistas que se representan por el acrónimo TULIP, en sus siglas en inglés:

T=    Depravación total
U=    Elección incondicional
L=    Expiación limitada
I=     Gracia irresistible
P=    Perseverancia de los santos

 Observamos que en la introducción hay claro error de fecha, al poner como fecha de colocación de las 95 tesis de Lutero, el 17 de abril de 1517, cuando debería decir el 31 de octubre de dicho año. La confusión viene porque el 17 de abril, pero cuatro años después, Lutero fue a la dieta de Worms cuando tuvo que enfrentarse al  emperador Carlos V. Es conocida la alteración en la pronunciación de algunas palabras propias del acento de las gentes de América latina y algunas en España, que se conoce como seseo. Pero aquí han escrito un término para que al sesear lo pronuncien bien: “membrecía”, cuando debe decir membresía. Otro error, suponemos achacable al autor está en la frase: “para los judíos de aquella época, el Mesías venía solo para ellos, los árabes”. Llamar árabes a los judíos es un lapsus mente que no los hará ninguna gracia a ninguno de ellos. Convendría en una futura edición subsanar todas estas cosas.

Sabemos que no es fácil tratar el tema de la expiación en los dos aspectos que han sido muy controvertidos: la limitada y la ilimitada. Para los que no estén al corriente de la cuestión, se trata de saber si Cristo murió por todos los seres humanos o solamente por los elegidos. En el primer caso se llama expiación ilimitada y en el segundo limitada. Antes de entrar en la discusión bíblica del tema, formula una hipótesis que carece de fundamento y además está mal planteada. Dice: “¿había personas en el infierno cuando Cristo murió en la cruz?” Su respuesta es afirmativa. Y ahí está precisamente su error, porque cualquiera que tenga conocimientos de escatología y por su formación se le suponen, debería saber que el infierno es un lugar para el estado eterno, no del estado intermedio o incluso antes de la muerte de Cristo. En la Biblia se menciona  al Seol o Hades, pues se trata del mismo lugar, solo que la primera voz es en hebreo y la segunda en griego, como la región de los muertos. El infierno es para después de la resurrección general. Esta confusión entre hades e infierno viene de lejos, incluso en algunas versiones de la Biblia traducen erróneamente Hades en Lc. 16:23, como infierno (cf. NVI). Para infierno, el NT tiene la palabra Gehena. Por tanto, todo el argumento a favor de la expiación limitada basado en que cuando Cristo murió había personas en el infierno y no pudo morir por ellas porque ya estaban condenadas, rueda por suelos. Los textos juaninos que aporta seguidamente son los que realmente tienen consistencia para apoyar esta doctrina, pero no la hipótesis errónea. Como es lógico, cuando hay honestidad intelectual, como en este caso, discute las objeciones que se han hecho a la expiación limitada, aportando una serie de textos bíblicos. Sin embargo, aquí la exégesis la hace girar sobre dos palabras: “mundo” y “todo”. Mundo, a veces tiene un sentido relativo y en otras hiperbólico, como por ejemplo, cuando se dice que en tal lugar estaba todo el mundo, pero lo que  se quiere decir es que había mucha gente, no toda la humanidad. Con “todo”, pasa algo similar, cuando decimos estaban todos en tal sitio, para explicar que se hallaba la mayoría, no todos los que habían sido invitados. Núñez, pone ejemplos de textos  bíblicos en donde se da esta característica, que en algunos casos es cierto, pero en uno concretamente no. En 1 Jn. 2:2, el evangelista hace una distinción, entre propiciación por nuestros pecados y por los de todo el mundo. O sea, nosotros, los salvados o elegidos y el resto de la humanidad. ¿Quiere eso decir que todo el mundo es salvo? No, porque solo se salvan los que creen. A fin de cuentas Cristo murió por todos, pero de estos todos solo se salvan algunos. Para aclarar esto, ofrezco la siguiente solución: el alcance de la muerte de Cristo es universal, pero su efectividad se limita a los que creen, que coincide con los elegidos. Esta interpretación surge del texto mencionado y no hemos de ir forzando las palabras para ajustarlas a un concepto teológico particular.

Cierra el libro una bibliografía bastante abundante, pero debido a que la formación teológica del autor tuvo lugar en los EEUU, está toda en inglés, a excepción de un solo libro que ha sido  traducido al castellano,  cuyo autor es  norteamericano, aunque haya escrito el libro en español. Para los que desconocen las doctrinas reformadas, su lectura puede introducirles en el conocimiento de las mismas de manera sencilla.

 

  Pedro Puigvert    

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