Ernesto Trenchard / José M. Martínez.
Centro Evangélico de Formación Bíblica. 2014, 336 pp
Esta obra es la reedición de la que se publicó en el último cuarto del siglo pasado. Cuando un libro ha sido escrito por dos autores, nos preguntamos cómo lo han hecho, ya que las fórmulas pueden ser variadas. En este caso es fácil saberlo porque José M. Martínez lo cuenta en el prólogo y casi se puede decir que es el autor como redactor final del texto. Ernesto Trenchard había escrito una introducción al Pentateuco y el comentario más o menos completo de los primeros cuatro capítulos de Génesis y de la parte final, los relativos a la vida de José, así como un bosquejo del resto del libro, pero no pudo terminarlo porque el Señor le llamó a su presencia. Era una lástima que todo este material se quedara sin publicar, por lo que los hermanos de Literatura Bíblica, ahora Comisión de Publicaciones del CEFB (Centro Evangélico de Formación Bíblica), invitaron a José M. Martínez a completar la obra de Ernesto Trenchard. Después de pensárselo, finalmente aceptó el encargo.
Como es sabido ambos habían colaborado en la edición de un par de libros y escribirlo significaba una nueva cooperación, aunque uno de ellos ya no estaba aquí. Para José M. Martínez resultó problemático porque cuando había escrito más o menos la mitad de lo que le correspondía tuvo que detenerse debido a una grave enfermedad que precisó intervención quirúrgica, pero una vez superado este contratiempo pudo terminarlo sin excederse demasiado en el plazo de entrega. El texto original del Sr. Trenchard ha sido respetado en líneas generales, pero en algunos puntos y de acuerdo con el criterio de los editores, ha sido ampliado y actualizado. Es importante subrayar, que para lograr una cierta uniformidad, José M. Martínez no solo ha tratado de fundir los estilos de ambos, sino que ha reescrito la totalidad del libro, por lo que independientemente de los datos, se trata de una obra escrita por él.
La introducción al Pentateuco del primer capítulo del libro, es un texto excelente, que sin ser exhaustivo, es lo suficientemente extenso para servir como base de una o más lecciones sobre la Torah en una escuela bíblica o instituto. Algunos aspectos también son útiles para el estudio bíblico en las iglesias, pero es innecesario llenar la cabeza de los creyentes sencillos con las hipótesis de la crítica literaria, aunque se refuten. Que el objetivo del libro tiene una vocación instructiva es obvio por expresiones como “el estudiante hará bien en notar”, pero además los apuntes iniciales proceden de las clases de estudio bíblico que impartía el Sr. Trenchard.
El segundo capítulo empieza con una introducción a Génesis, que como indica el nombre, tomado de la Septuaginta, es el origen de todo: la creación del mundo, la primera pareja humana, la introducción del pecado en el mundo, el primer asesinato, el diluvio universal, la promesa a Abram, el juicio con fuego, etc.
A partir del tercer capítulo y hasta el décimo tercero es un análisis del libro. La interpretación de los días de la creación es la de etapas progresivas y no jornadas de 24 horas, que es la forma de medir el tiempo de hoy. Fiel a su estilo, el Sr. Martínez, no dogmatiza en estas cuestiones, usando expresiones como “parece”, “quizás”, “probablemente”, “es posible”, etc. Lo que se destaca del primer relato de la creación es su sentido teológico; la creación es obra de Dios por su palabra, y su fuerte acento antimítico, con exclusión de todo tipo de politeísmo tan abundante en las cosmogonías orientales. En cuanto a la debatida frase hagamos al hombre (1:26), los autores rechazan la interpretación de la asociación de Dios con los ángeles y el plural de majestad, la primera por carecer de fundamento y la segunda por su ausencia del hebreo del AT., a pesar de Esd. 4:18, por estar este escrito en arameo. Sin pontificar, usando la expresión “lo más razonable”, piensan que se debe tomar en consideración la forma plural del nombre de Dios Elohim y siguiendo a los antiguos padres de la Iglesia entenderlo como una referencia a la Trinidad divina. ¿Es realmente Elohim una expresión trinitaria? Sin embargo, es extraño que consideren que una revelación posterior puede echar luz sobre una indicación primitiva, si tenemos en cuenta a los primeros destinatarios, cuando el mismo Sr. Martínez nos advierte en otro lugar que no debemos ver una noción del AT como si se tratara de una doctrina novotestamentaria. Pensar que hagamos es una primera indicación trinitaria es adelantarse a la revelación progresiva y una doctrina que no puede extraerse de un texto narrativo del AT. Por otro lado, el Dr. Lacueva, que conocía el hebreo, lo interpreta como un antropomorfismo y afirma que puede tomarse como plural mayestático, como en Esd. 4:18. Curiosamente, tanto los autores de este libro como el Dr. Lacueva, invocan el mismo texto bíblico para apoyar lo contrario, este último basándose en una obra del rabino V. Hertz que se supone era buen conocedor del hebreo.
Otro de los capítulos importantes del libro es el cuarto en donde se expone la caída en el pecado porque en él hallamos el relato del origen el mal y la naturaleza del pecado con sus consecuencias. Nos parece muy oportuna la advertencia sobre la hermenéutica del capítulo tercero de Génesis, la cual se puede aplicar a toda la Biblia: “Debemos, pues, estar abiertos a interpretaciones que no sean las propias de un exagerado literalismo, siempre que no desvirtúen el sentido esencial del texto.” Sigue el capítulo sobre la degeneración de la raza humana. Hasta el capítulo 11 tenemos lo que se conoce como la prehistoria de la salvación, porque a partir del capítulo siguiente, con el llamamiento de Abram, luego Abraham, el que recibe la promesa divina de bendición universal y el origen del pueblo escogido por Dios. Siguiendo adelante concluye Génesis con doce tribus en Egipto, cerrando uno de los periodos históricos más significativos de la Biblia.
Al final de cada capítulo del libro hay un cuestionario de temas para meditar y recapitular con cinco preguntas, muy útil para usar en grupos de estudio bíblico. Cierra el libro una bibliografía de obras de introducción bíblica y comentarios en que la mayoría están escritos en inglés. El libro es excelente y muy recomendable a todos los que quieren hacer un estudio serio del primer libro de la Biblia.
Pedro Puigvert