Lucas Leys.
Editorial Vida. Miami, Florida, EE.UU. 2015. 190 págs.
A los asistentes de las Operación Posible de 2005 y 2007 que tuvieron el privilegio de escuchar a Lucas Leys en persona, no necesitan que les presenten a uno de los comunicadores juveniles más ágil y preparados actuales. Ha pastoreado en diferentes países iglesias de varias denominaciones y es responsable de las ediciones de libros en una editorial. Escribe libros desde su adolescencia. Ha recorrido el mundo compartiendo las verdades del evangelio y es un especialista en formar líderes y equipos de trabajo.
Dos pastores jóvenes y conocidos músicos opinan así de este libro: “Diferente” es una invitación a reinterpretar la santidad de una manera bíblica e inteligente. A través de cada capítulo Lucas revive para una generación nueva el tema de la santidad, llevándolo de ser una práctica austera e imposible de alcanzar a ser una emocionante aventura. Este libro dice justo lo que la iglesia necesita escuchar hoy. Literalmente. Jesús Adrián Romero.
¡Cristianos de todas las generaciones deberían leer este libro! Lo que Lucas escribe en estas páginas es un auténtico reto para cualquiera de nosotros. Es tiempo de dejar de percibir nuestra fe como un escudo protector contra los ataques del mundo, y comenzar a entenderla como el instrumento más poderoso de la historia, diseñado para modificar agresivamente nuestro hábitat. Marcos Vidal.
En las entrañas de este libro Lucas Leys abre su alma y cuenta experiencias personales para, constantemente desafiar al joven y no tan joven cristiano a la santidad, desechando los encorsetados clichés estereotipados que nos han acompañado por años, a lo que llamaríamos “santurronería” desplazada de la realidad dinámica de la santidad. “Antes pensaba que la santidad tenía solamente que ver con la obediencia. Hoy entiendo que tiene más que ver con la libertad”.
”Si confiamos en el Señor y en su revelación, tendremos claro que no hay manera más completa de vivir que enfocados en Cristo. Él es el paradigma y el modelo de una persona completa y especial, y por eso el apóstol Pedro cita lo escrito en el libro de Levítico cuando dice que debemos ser santos como él es santo (1 P. 1:16). La verdadera santidad es peligrosa para el egoísmo, es una asesina para la hipocresía, y es el más poderoso antídoto contra la falta de originalidad. ¡Ser santos se trata de ser diferentes! De entender el diseño divino detrás de nuestras personalidades y circunstancias. De disfrutar la emocionante aventura de hacer la voluntad de Dios para nuestras vidas y abrazar el precioso propósito de nuestro destino. Dios te ama tal cual eres, pero se resiste a dejarte tal como estás. Él desea que llegues a asombrarte de lo que él puede hacer con tu vida si confías en sus planes por encima de las expectativas que otros tienen para ti. ¿Por qué, siendo especial, vas a vivir una vida común?”
Otra llamada de atención: “Podemos renovar nuestra mente. Ser diferentes. Podemos no conformarnos con ser simplemente “cristianos de clase media”. Un apóstol Pedro ya maduro le escribió a una nueva generación de cristianos (más específicamente, judíos convertidos que estaban extendiendo la llegada del evangelio a todo el imperio Romano) lo siguiente: Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: “Sed santos, porque yo soy santo” Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo. Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados... (1 P. 1:13- 18a). ¡Wow! ¿Leíste esa última frase? Pedro les estaba escribiendo a hijos de judíos, que cumplían con la ley y las tradiciones judías y nunca faltaban a la sinagoga. No a hijos carentes de ley. ¿”Vida absurda que heredaron de sus antepasados”? ¡Qué fuerte! Obviamente Pedro ya no era el mismo discípulo, impetuoso pero cobarde, que negó tres veces a Jesús en el momento de la cruz. Ahora Pedro tenía muy claro que ser cristianos santos no se trata de ser personas buenas que cumplen las tradiciones y no se meten en problemas. La verdadera santidad convierte a personas simples en personas peligrosas, a ex-cobardes en valientes que hacen lo que en su lugar haría aquel que los llamó de las tinieblas a la luz”.
Si alguien desea leer sobre la santidad en forma clara, directa y fresca, este es su libro.
E.V. Giró