Varios autores.
Editorial Vida, 2005, 264 pp.
Los cuatro puntos de vista son una referencia a las cuatro escuelas de interpretación del último libro de la Biblia que son: preterista, futurista, historicista e idealista. Pero a estas escuelas se debe añadir, la del paralelismo progresivo cuyo artífice fue W. Hendricksen en un comentario de 1939, traducido al español en 1965 y que Stott llama paralelista, de la que no se hace ninguna referencia en este libro. No obstante, el nombre y enseñanza de las escuelas no siguen en esta obra estrictamente lo que ha sido la designación tradicional. Solamente hay coincidencia en los puntos de vista preterista e idealista. En la introducción, suponemos escrita por Stanley N. Gundry, se menciona el futurista y el histórico, pero en los cuatro capítulos de que consta, estos dos desaparecen y surgen dos designaciones nuevas: dispensacionalista progresivo y dispensacionalista clásico. Claro que esta última es en realidad la futurista a la que le han cambiado el nombre y en cuanto a la otra dice el editor de la serie en la introducción que “fue común en una época, ahora prácticamente ha desaparecido”. ¿De dónde ha sacado esta información? Porque no solo no ha desaparecido sino que tiene tres enfoques diferentes, aunque lo fundamental, como que Apocalipsis es una narración que abarca el curso de la historia del Reino de Dios en el mundo, lo tienen en común. Menciona como perspectiva escatológica más nueva el dispensacionalismo progresivo, un nombre que cuando se examina su interpretación, no es ni dispensacionalismo ni progresivo. Dice que este sistema “está captando la imaginación de los que se han cansado del tratamiento sensacionalista de la profecía”. En una nota a pie de página matiza que no quiere decir que el dispensacionalismo clásico es culpable de sensacionalismo, pero lo hemos entendido bien. Eso de mezclar las escuelas de interpretación de Apocalipsis con las escuelas de interpretación escatológica es un error notable del punto II de la introducción y despreciar a una de las escuelas es tener poco nivel intelectual.
¿Qué es esta nueva escuela del dispensacionalismo progresivo o modificado?: parece que tiene su origen en los años 80 del siglo pasado, cuando ciertos teólogos dispensacionalistas escribieron un libro con este título. Admite el autor de la introducción que todavía es temprano para llamarle escuela a este método. Es cierto, porque es más una interpretación ecléctica que otra cosa. Como clave hermenéutica usan el concepto cullmanniano del “ya, pero todavía no”. Pero esta frase tiene que ver con la “historia de la salvación”-Heilsgeschichte, en alemán- y aunque no se halla en el NT, Cullmann expresa su preferencia por ella como descripción de su enfoque. Este es definido por Cullmann así: “Dios se ha revelado en la historia a través de una serie de hechos salvíficos, en el centro de los cuales están la encarnación, crucifixión y resurrección de Jesucristo, y mediante los cuales Dios trae salvación a su pueblo”. Es claro que tomar como clave de interpretación una frase ajena al texto y aplicarla no es un método correcto de exégesis. Además, la frase de Cullmann debe verse en el marco de su enfoque escatológico en su totalidad y en este sentido podemos decir que su posición da lugar tanto a una escatología futura como a una escatología realizada.
El autor de la exposición de este punto de vista es C.Marvin Pate, editor general de la serie “Puntos de Vista Teológicos” de la que este libro forma parte. Además de repetir lo que dice el editor de la serie, lo que hace es tomar Ap. 1:1, 3, 19, como marco cronológico. Lo que sigue es un comentario por bloques de Apocalipsis. Al final, concluye diciendo que cada escuela subraya un aspecto positivo a tener en cuenta, pero el que mejor expresa lo que es el reino de Dios es el suyo. Pero su concepto del reino es futurista porque dice que se ha iniciado en el cielo y es para la era venidera. Carece, pues de comprensión sobre el aspecto presente del reino. A este libro le falta una descripción de los principios hermenéuticos que deben regir su interpretación de acuerdo con su contenido: género literario, lenguaje, y demás principios de la hermenéutica general. Por otro lado, advertimos a los traductores que el anglicismo “milenialista” con sus prefijos es incorrecto, pues debe decir: milenarista, término que viene de milenario.
Pedro Puigvert