Comentario expositivo del Nuevo testamento

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comen284Ernesto Trenchard y colaboradores.
CEFB y EDITORIAL CLIE. 2013, 1984 pp.

A este comentario le va como anillo al dedo el sustantivo volumen, por el número de páginas, compuesto por una recopilación de títulos que habían sido previamente publicados, algunos de ellos en múltiples ediciones. Por la estructura de esta obra coral y por lo que dice el prólogo general, se observa que la intención original era editarlo en dos volúmenes, expresión esta que no se ha cambiado, porque en realidad es uno solo. El libro está compuesto de dos partes: en la primera, todos los comentarios son obra de Ernesto Trenchard a excepción de 2 Corintios que es de Pablo Wickham y Efesios que es de ambos. En la segunda  parte, sucede a la inversa, pues todos los comentarios son de otros autores a excepción de la epístola a los hebreos que es de Trenchard.  Como todo el material escrito por Ernesto Trenchard, ha sido respetado íntegramente por los editores y han revisado únicamente las erratas y detalles irrelevantes, se les  ha escapado uno de estos detalles que  es de carácter temporal, pues al estar escritos los comentarios en el siglo XX, no se ha tenido en cuenta que la edición es del siglo XXI. Esto mismo lo observamos en otros libros, ya que parece que no hemos asumido todavía el cambio de siglo y eso que han transcurrido ya casi quince años.

El enfoque de este comentario, en expresión de quien ha contribuido mayormente en la obra, Trenchard, es “evangélico-conservador, o más sencillamente, desde el punto de vista bíblico sin más etiquetas”. Están en lo cierto los editores cuando dicen que una de las contribuciones más brillantes es la de Daniel Saguar, pues su comentario a 2 Pedro y Judas es sin lugar a dudas excepcional a un nivel superior del resto de comentarios, sin desmerecer a ninguno, pues los versículos más difíciles de entender están explicados con una erudición ejemplar, demostrando su gran dominio del griego. Es una lástima que no dispongamos de más comentarios de Saguar.

Como han participado ocho autores, en lugar de poner su currículum en la contraportada, los han colocado al principio después del prólogo y antes de las abreviaturas. Otra de las características que distingue a este comentario es que las referencias bibliográficas no están a pie de página ni al final de cada libro, sino dentro del mismo comentario, como explican los editores en el prólogo. Sin embargo, eso no sucede en todos los casos, pues Samuel Escobar en su comentario a Filipenses pone 16 notas, cuyas referencias aparecen al final de su  comentario. Al término de los comentarios de cada libro hay cuestionarios para recapacitar y meditar.  Los comentarios a cada libro están divididos en capítulos que no son los mismos del libro que se expone, y cuando se busca crea algo de confusión entre el capítulo del comentario y el del libro bíblico.

Al final del comentario al libro de Apocalipsis hay un apéndice sobre las principales escuelas de interpretación escatológica, adaptado de un trabajo inédito de Pablo Wickham: “Interpretación de la profecía”. En la Introducción del comentario, hay una exposición sobre cuatro posturas de interpretación, que luego están resumidas en el apéndice. Sin embargo, no está completo, pues no existe una sola escuela historicista como se desprende de la explicación,  sino de tres y los matices son importantes. Tampoco está incluido el “paralelismo progresivo” que surge de una estructura comparativa de las diversas secciones del libro y como dice John Stott esta posición <paralelista> “ve cada una de las secciones como recapitulaciones del conjunto del período que separa las dos venidas de Cristo, en que cada una termina en una escena de juicio y salvación”. En cuanto a las escuelas de interpretación escatológica, hay un error semántico, ya que en los enunciados las han escrito de dos formas, por ejemplo: “Amilenialismo” o “Amilenarismo”, como si pudiera optar por una u otra, pero luego en el texto se quedan con la primera. No obstante, el primer término no es correcto al tratarse de un neologismo procedente del inglés, no recogido en el DRAE, ya que en castellano tenemos el vocablo base milenarismo (mil años) al cual se le antepone la “a”, el “pre” o el “post” según la escuela.

Al tener de comprimir tantos comentarios en un solo volumen, aparte del peso considerable, han tenido que reducir la letra a un tamaño que no facilita la lectura y cansa la vista. Sin embargo, se trata de un buen comentario que no dudamos será de utilidad, tanto para el estudio bíblico privado como también para los estudiantes de los centros, escuelas y seminarios bíblicos.
Pedro Puigvert