Ajith Fernando.
Tyndale House Publishers, 2008, 203pp.
La traducción al castellano del título inglés es: La llamada al gozo y al sufrimiento, pero como hay una tendencia en los traductores y las editoriales latinoamericanas a emplear incorrectamente el participio presente del verbo llamar como sustantivo, aquí tenemos un nuevo ejemplo de lo que decimos. Al lector español le hace daño a los ojos, aunque algunos se están contaminando usándolo coloquialmente. Y no solo está en el título, sino que se repite innumerables veces a lo largo de todo el libro. La forma correcta es: llamada o llamamiento.
El subtítulo dice: “Lo que todo líder debe saber sobre servicio y dedicación”. Entre la numerosa producción de literatura evangélica no prolifera mucho el tema del sufrimiento, de manera que este libro, aunque hace once años que se ha publicado, viene a llenar un hueco que merece ser considerado. Por otro lado, Ajith Fernando no es un autor muy conocido en nuestro país, aunque en los últimos años del siglo pasado y los primeros de este fue un líder mundial muy afamado como conferenciante en foros evangélicos internacionales. De él sabemos que fue director nacional de Juventud para Cristo en Sri Lanka, la antigua Ceilán, una isla ubicada en el golfo de Bengala. Este país ha saltado a las páginas de actualidad hace poco tiempo por el sangriento acto terrorista llevado a cabo contra iglesias cristianas. Fernando, junto a su esposa Nelun tienen un ministerio de enseñanza de jóvenes y como miembro de su iglesia en Colombo trabajan en favor de los pobres de su ciudad.
El libro empieza dándonos prácticamente la conclusión de la exposición que hace luego: “Confío en que este libro ayudará a la gente a mirar el sufrimiento bíblicamente y al hacer esto les ayudará a ser cristianos felices y obedientes”. Tiene razón cuando dice: “el mensaje bíblico de la esencialidad de la cruz ha llegado a ser culturalmente incompatible con la manera en que muchos piensan hoy”. En occidente vemos la persecución a los cristianos y el sufrimiento que conlleva como algo que ocurre en otros lugares porque instalados en la comodidad de cierta “teología” llamada de la prosperidad, ha convencido a muchos, elaborada sobre el argumento falaz de que como Cristo sufrió la maldición en nuestro lugar nosotros no deberíamos padecer. El origen de este libro son los estudios que realizó sobre el tema para darlos en la conferencia de Pastores Belén en 2006 (Iglesia Bautista Estrella de Belén en USA). Eso lo corrobora el subtítulo, pues parece que la intención es dirigirlo a los pastores, aunque en realidad es para todos los cristianos.
El libro está compuesto por treinta capítulos “en forma de meditaciones bíblicas de manera que pudiese ser usado como una guía devocional por un mes”. Sin embargo, no acabamos de ver que se pueda utilizar como tal, porque entendemos que este tiempo necesita de otros ingredientes que no aparecen en el libro. Ya en el primer capítulo subraya que el gozo es tal vez la característica principal del cristiano, pero al mismo tiempo el sufrimiento es también un aspecto fundamental del cristianismo. De manera que ambos matices coexisten, aunque puedan parecer contradictorios. Dice que ha encontrado dieciocho lugares diferentes en el NT donde el gozo y el sufrimiento aparecen juntos. Pero no hace una exposición exegética de los mismos; no olvidemos que el origen fue unas conferencias, por eso se limita a citar algunos sin explicarlos. Lo que sí encontramos es que las afirmaciones están salpicadas de ejemplos personales unas veces, o de anécdotas que a modo de ilustraciones hacen más sencilla y amena la lectura. Sin negar la prioridad de la experiencia, piensa que cierto tipo de experiencias de cristianos son algo inciertas y que no se puede confiar en ellas porque dependen de las circunstancias. Siguiendo el orden del título, primero se explaya escribiendo sobre el gozo en la primera parte, para dedicar la segunda al sufrimiento. Muy interesante el capítulo dedicado al lamento y el que trata de la fe y la perseverancia. En este último, hace una excelente interpretación de Ro. 8:28, versículo que transcribe correctamente.
Pedro Puigvert