José Luis Suárez.
Biblioteca Menno. 2013. 233 pp.
Le prometimos a José Luis que haríamos la reseña de su libro, pero por la gran cantidad de obras que recibimos no ha sido posible hacerla antes y que él la pudiera leer, ya que estaba interesado en conocer nuestra opinión, cosa imposible ahora porque fue llamado a la casa del Padre hace algo más de un año. Es el primer libro y el póstumo del autor. El libro está prologado por su compañero de ministerio y amigo Dionisio Byler, el cual dice que ha sido escrito en el otoño de la vida de José Luis, como le llamábamos los que le conocíamos, “disponiéndose a reflexionar sobre un camino andado”, o como el mismo autor expresa al principio de su obra: “tengo la sensación de estar llegando al final de una etapa llena de actividades y siento la necesidad de mirar hacia lo que he vivido como ser humano y como seguidor de Jesús, y poner por escrito estas vivencias”. En realidad se trata de un recopilatorio de artículos que fueron publicados en la revista El Mensajero menonita que dirige Byler, aunque distribuidos de manera que armonicen al leerse de corrido al presentarse en forma de libro. Con esta frase y esta información ya nos pone en situación de adentrarnos en su lectura.
José Luis Suárez fue pastor menonita desde joven hasta su jubilación. Primero realizó su ministerio en Bruselas, y más tarde por más de veinticinco años en Barcelona. Su vocación pastoral estaba ligada a su compromiso con la obra social de la iglesia, de manera que creó un hogar de ancianos y tuvo también la visión de introducir otro para personas discapacitadas, pero el edificio que tenía en mente no llegó a construirse.
Comienza con un capítulo que titula “La vida es cambio”, en que desgrana algunos cambios que nos afectan personalmente, pero también cita a Platón y a Shopenhauer y su frase “El cambio es la única cosa inmutable”. Los cambios vertiginosos que se producen en el mundo son una realidad que palpamos y el autor nos invita a abrirnos a ellos, aunque siempre debemos recordar lo esencial. Sigue con el tema de “La madurez en la Biblia”, aunque se va a referir muchas veces a la maduración, ya que dice que “no existe madurez sin maduración, sin un recorrido que se está realizando” y esto lo une con el camino, porque la madurez “es un lugar al que hemos llegado”. Después de exponer los textos bíblicos que tratan sobre la madurez, hace una pregunta para la reflexión personal: “¿Cómo puedo madurar y, a la vez vivir en un mundo cambiante y completamente material?”. En los capítulos que siguen va desgranando diversos aspectos del proceso de maduración y se cierra con un capítulo sobre Jesús, modelo de madurez. Al final de algunos capítulos incluye una historia que ilustra el tema que ha tratado y también frases de personajes más o menos conocidos.
Quizás algunos lectores se sorprenderán cuando dice en el capítulo titulado “Paradojas” que “los creyentes evangélicos sostenemos que somos salvos por la fe”, pero después de expresar que esta verdad es un componente clave de la Reforma protestante, pasa a decir que “muchos afirmamos que la gracia no se da sin las obras”. ¿A qué es debida esta contradicción? Creemos que es debida a que, el menonismo, movimiento originado por Menno Simons que se estableció como alternativa al lado del luteranismo primero y más tarde del protestantismo reformado, no se considera protestante, sino que pertenece a la reforma radical. Ellos no comparten el principio protestante de la Sola Escritura y como dice el teólogo e historiador Bernard Coster “la santificación era más importante para ellos que la justificación”. Esta frase ilumina la que hemos mencionado del autor sobre la gracia y las obras.
Sin embargo, el contenido de este libro beneficiará al lector. Desde su perspectiva de la fe, trata muchos asuntos que pertenecen a sus propias vivencias, pero que sin duda son aleccionadoras. Es el testimonio de un hombre de Dios, sincero, que amaba al prójimo y estaba entregado a ayudarle en su necesidad. Esto es siempre positivo.
Pedro Puigvert