Antoni Gelonch.
Viena edicions, 2018, 347 pp.
En el año siguiente de la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma se ha editado esta obra de un autor católico aunque por los agradecimientos vemos que tiene amistades protestantes en Francia que le enseñaron los fundamentos y el culto de la doctrina luterana. El libro está prologado por el político Ramón Tremosa que ha sido diputado en el parlamento europeo, el cual se sorprendió mucho cuando escuchó a colegas suyos tanto de izquierdas como de otras formaciones políticas del centro y norte de Europa declararse abiertamente cristianos, mayormente protestantes. Manifiesta que hasta leer este libro sabía muy pocas cosas de Lutero y añade que los católicos catalanes viven de espaldas a la tradición protestante. Por lo que menciona, parece que el contacto con protestantes europeos, no le han ayudado en distinguir algunas cosas, como por ejemplo, dice que un colega hace mítines en iglesias, cuando suponemos que quiere decir que predica y en segundo lugar, se refiere a una sacerdotisa cuando se trata de una pastora. Viena edicions es una editorial independiente relativamente joven, no llega a los treinta años, pero tiene un importante fondo editorial con temáticas variadas y este libro no es una excepción porque no tiene otros títulos de obras de carácter histórico-religioso. Su objetivo es la edición de obras en catalán.
El autor, no es un historiador ni un teólogo, sino que se formó en derecho y farmacia. Se caracteriza por su afición al arte, de manera que es académico de honor de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi y presidente del Museo Frederic Marès de Barcelona. Por esto su acercamiento a la figura de Lutero es diferente, aunque por la bibliografía que aparece al final, notamos que ha indagado bastante en todo tipo de obras y autores. Es más, contempla con simpatía al reformador alemán, algo que ha ido en aumento en los autores católicos, en la medida en que los dos últimos papas que están en vida, también han hecho gestos en esta dirección con motivo del V Centenario de la Reforma.
El libro está compuesto por una introducción sobre el personaje y diecisiete capítulos en que trata el contexto histórico en que vivió Lutero y otros asuntos que no pertenecen directamente a la vida y la obra del autor de las 95 tesis que provocó un cambio espectacular de la historia. No es una biografía, aunque sí hay aspectos que entran dentro de este género, sino que abarca otros asuntos, como la doctrina, el poder, la cultura, la economía, el protestantismo y como no, también el arte. Todo esto vinculado a su figura. Hay que decir que expresa muy bien, los cinco principios teológicos de la Reforma: “1) La Biblia, en lengua vernácula, como fuente única de doctrina (Sola scriptura);2) la salvación solo por la fe (Sola fide);3) la justificación de la salvación por la sola gracia de Dios (Sola gratia);4) la eliminación de cualquier intermediario entre Dios y los hombres que no sea Jesucristo (Solus Christus);5) la sola glorificación de Dios, sin dar culto a ningún otro ser, objeto o símbolo (Soli Deo gloria). Como ocurre con otros autores que se dejan llevar por lo que leen y no lo han estudiado a fondo, también Gelonch incluye entre los movimientos de reforma antes de la Reforma a los cátaros en pie de igualdad con los valdenses, cuando en realidad estos son evangélicos y los otros reflejan herejías antiguas, como por ejemplo, el gnosticismo y el maniqueísmo.
Al ser un libro escrito en catalán no podía faltar un capítulo dedicado a Cataluña, en que se pregunta el por qué en esta comunidad el protestantismo no echó raíces. Da algunas razones, siendo la más importante la actuación de la Inquisición. Después hace un análisis de las iglesias salidas de la Reforma. No obstante, observamos que se ha enredado un tanto porque no sigue un criterio uniforme, como podía haber sido el origen, la doctrina o la forma de gobierno. Por ejemplo, se refiere a las iglesias reformadas y luego menciona el calvinismo y el presbiterianismo. Cuando todas ellas son calvinistas en doctrina. Luego, en vez de poner bajo un epígrafe los movimientos de renovación dentro de las iglesias históricas, se refiere solo al puritanismo e ignora el pietismo. Más adelante, al referirse a las iglesias bautistas, no sabemos si son todas las que bautizan adultos por inmersión o solamente a esta confesión protestante, porque no todas tienen como sistema de gobierno el congregacionalismo. También incluye a los adventistas como protestantes cuando en realidad son una secta. Y aunque no quiere ser exhaustivo, sin embargo, se ha olvidado de todas las iglesias del Revivalism de EEUU y el Réveil europeo, que dio lugar el movimiento evangélico y las iglesias libres.
Aparte de aquello que hemos señalado que ha sido comprendido correctamente por el autor, es de agradecer que un escritor católico haya publicado un libro como este y es una buena aportación a la abundante bibliografía que se ha editado en V Centenario de la Reforma protestante.
Pedro Puigvert