Francesco Giosuè Voltaggio.
BAC. Madrid 2018. 171 pp.
En la presentación del libro se nos da a conocer al autor en estos términos: "El P. Francesco Giosuè Voltaggio es un sacerdote de Roma, vinculado al Camino Neocatecumenal, Doctorado en Arqueología y Sagrada Escritura. Lleva más de catorce años en Tierra Santa ejerciendo su ministerio al servicio de los católicos árabes y como rector del Seminario Redemptoris Mater de la Domus Galilaeae. Por sus estudios bíblicos, por su dedicación pastoral y por su inserción vital en esta tierra, en contacto directo con el pueblo y con numerosos rabinos, se encuentra en una situación privilegiada para profundizar en la riqueza de la tradición hebrea del Nuevo Testamento y del cristianismo naciente. Aunque es autor de numerosos estudios científicos, el volumen que aquí se presenta es más de carácter divulgativo, al estar dirigido al gran público".
En el desarrollo de la obra se revelan, el bagaje del profesor, la riqueza y profundidad de su trabajo de investigación y su dominio de los idiomas hebreo y arameo; pero también, y quizás ante todo, se debe tener presente el destinatario de las charlas iniciales del contenido, como el autor nos informa en la introducción: "Este libro contiene las transcripciones, revisadas y actualizadas, de una serie de conferencias retransmitidas por Radio María Italia en los años 2013-2017. En ellas he intentado comunicar no solo informaciones sobre las fiestas judías poco conocidas a numerosos cristianos, sino, sobre todo, volver a "las fuentes de la fe". De esta manera, he querido ofrecer algunas claves hermenéuticas sobre la liturgia, la tradición y las fiestas judías, mostrando su cumplimiento en el Mesías".
Bajo este Índice General. I.- Rosh ha-Shaná. Año nuevo. 1. Fiestas de la teshubá (conversión); 2. La Cabeza y el Amado; 3. Teshubá (retorno, conversión); 4. Fiesta de las trompetas; 5. Fiesta del reino de Dios; 6. Día del juicio; 7. Libro de la Vida; 8. Día del memorial; 9. Día del sonido del shofar; 10. Shofar, conversión y misericordia; 11. Lectura cristiana de la fiesta. II.- Yom Kippur. Día de la Expiación. 1. Sábado de los sábados; 2. Teshubá y rajamim de Dios; 3. Expiación; 4. Día de la conversión y ayuno; 5. Cuarenta días; 6. Perdón a los hermanos; 7. Misericordia y shofar; 8. Yon Kippur y el segundo Templo; 9. Sumo sacerdote, vestiduras blancas y miqvá; 10. Suertes y proclamación del Nombre; 11. El Santo de los Santos; 12. El macho cabrío expiatorio; 13. Yom Kippur hoy; 14. Lectura cristiana de la fiesta. III.- Sukkot. Fiesta de las tiendas. 1. Tienda y morada; 2. Segundo descenso de Moisés; 3. Nubes de gloria y dones divinos; 4. Vivir en la tienda; 5. Tiempo de nuestra alegría; 6. El don del agua; 7. Fiesta de la luz; 8. Palmas y Hosanna; 9. Fiesta mesiánica y escatológica; 10. Lectura cristiana de la fiesta. IV.- Jannukká. Fiesta de las luces. 1. Fiesta y milagro de las luces; 2. Luz en tiempo de crisis; 3. El Templo centro del mundo; 4. Purificación del Templo; 5. Luces de la jannukkiá y de la menorá; 6. Lectura cristiana de la fiesta. V.- Purim. Fiesta de las suertes. 1. Liberación por medio de una mujer; 2. Purim hoy; 3. Lectura cristiana de la fiesta. VI.- Pesaj. Fiesta de la Pascua. 1. Paso de Dios y del pueblo; 2. Memorial; 3. De la esclavitud a la libertad; 4. Cordero pascual y Aqedá de Isaac; 5. Cordero inmaculado y elegido; 6. Preparación de la cena; 7. Eliminar la levadura; 8. Transmisión de la fe a los hijos; 9. Dayyénu; 10. Pan ácimo y vino; 11. Las cuatro noches; 12. Pascua y Eucaristía. VII.- Shabuot. Fiesta de Pentecostés. 1. Tiempo del don de la Torá; 2. Fiesta de las semanas; 3. Fiesta de la siega y de las primicias; 4.Fiesta de la Torá; 5.Matrimonio espiritual. Glosario de términos hebreos y fuentes antiguas. Fuentes y bibliografía.
Rosh ha-Shaná. año nuevo. Fiestas de la teshubá (conversión). El mes judío de tistéi, que coincide con el período de septiembre-octubre, está dedicado a tres celebraciones de gran importancia: Rosh ha-Shaná, el Año nuevo, que se celebra los días 1 y 2; Yom Kippur; el Día de la Expiación, el día 10, y Sukkot, la fiesta de las Tiendas o de las Cabañas, que empieza el día 15. Las dos primeras solemnidades que abren el año litúrgico son de carácter "penitencial" y por eso son llamadas "fiestas austeras"; la tercera, en cambio, tiene más bien carácter alegre y festivo. Es digno de interés que el año judío empiece con la teshubá, la "conversión". Rosh ha-Shaná y todavía más Yom Kippur tienen una íntima relación con el arrepentimiento. En realidad, el término hebreo teshubá significa literalmente "retorno", y expresa al mismo tiempo el regreso de Dios al hombre y el del hombre a Dios. Esto es muy indicativo; el año empieza con un nuevo inicio, con el retorno a Dios, esto es -podríamos decir- con una "nueva creación". Elul es, pues, un mes de preparación: durante treinta días se recitan las oraciones denominadas Selijot (disculpas), súplicas de perdón dirigidas a Dios, que se tienen que recitar antes del alba. En el shabbat (sábado) que precede a Rosh ha-Shaná se reza desde medianoche hasta el alba. Rosh ha-Shaná, además de ser la celebración de la realeza de Dios, es la "fiesta del juicio divino", y por eso es también llamada Yom ha-din, el "Día del juicio". Por esta razón, en los días de la celebración, los fieles se saludan deseándose un feliz año nuevo (shaná tobá): "¡Sed inscritos y sellados para un buen año!". La inscripción y el sello hacen referencia al Libro de la Vida y, por tanto, al juicio. El año se inicia con un juicio y, por esta razón, la solemnidad está precedida por treinta días de elul, en los que uno se convierte, en los que se busca el perdón de Dios. El Apocalipsis tiene varias conexiones interesantes con los temas centrales que caracterizan Rosh ha-Shaná. No se puede entender el Apocalipsis sin considerar el contexto litúrgico judío, porque este libro fue escrito por un judío y todo él es una gran liturgia celeste. La fiesta de Rosh ha-Shaná se ha cumplido en Jesucristo: él es nuestro rosh, nuestra Cabeza, el principio de la humanidad nueva.
El Yom Kippur; el gran Día de la Expiación, tenía una importancia fundamental en la época del segundo Templo. Era considerado el "sábado de los sábados", "el día" por excelencia. Entrar en el Yom Kippur nos ayudará a comprender, muchos aspectos del Antiguo Testamento y del judaísmo, así como algunos textos del Nuevo Testamento. Por ejemplo, no se puede entender la carta a los Hebreos sin entrar en profundidad en la liturgia del Día de la Expiación. Actualmente el Día de la Expiación se vive intensamente. No habiendo ya ni templo ni sacrificios, los ritos principales se hacen en la sinagoga, aunque algunos se viven en familia. Se trata de un culto espiritual que exige una verdadera conversión de los pecados. Jesús es el verdadero y definitivo Kohen Gadol, "Sumo Sacerdote": en la visión de Juan, (Ap 1:13-15). Él es el Sumo Sacerdote, totalmente puro, vestido de blanco. Él "lleva el pecado del mundo". Jesús es, al mismo tiempo, sacerdote y victima: "He ahí el Cordero de Dios, que quita (ho airön) el pecado del mundo" (Jn 1:29). Jesús celebró el único y definitivo Yon Kippur, el verdadero Cordero que lleva el pecado del mundo.
Shabuot. fiesta de Pentecostés. Tiempo del don de la Torá. En síntesis, el Pentecostés judío es la "fiesta de las semanas" (jag ha-shabu`ot), la "fiesta de las primicias" (jag ha-bikkurim) y la "fiesta de los juramentos" (jag ha- sh´bu`ot), es decir, de la Alianza. En la tradición bíblica, el número siete indica plenitud. Por eso, Pentecostés representa la plenitud total: ¡siete por siete más un día! El Mesías cumple todas las realidades prefiguradas en el Antiguo Testamento y en el judaísmo, incluida la fiesta de Shabuot. En la nueva Alianza, Jesucristo es el Esposo (Mc 2:19) y la Iglesia, el nuevo pueblo, es la Esposa (1ª Cor 6:15-17; 2ª Cor 11:2) , purificada y santificada por el baño bautismal (Ef 5:25-27, 31-32), revestida con vestiduras blancas, preparada como una mujer que se adorna para su marido. Ella es la esposa inmaculada del Cordero inmaculado, que cita Ap 19:7; 21:2,9; 22:17).
Un ejemplo de la riqueza del contenido: "En tiempos de Jesús, según parece, no existían targumes escritos, ya que existía la prohibición de escribir todo lo que se consideraba que formaba parte de la Torá oral, como es el caso del Targum. Sin embargo, existía un targum, una "tradición", oral. En la sinagoga era obligatorio proclamar la Escritura en hebreo; pero, ya que mucha gente, especialmente en Galilea, entendía con dificultad el texto hebreo, era costumbre hacer una traducción al arameo, que era la lengua hablada por el pueblo. Esta traducción, aunque parezca extraño, no tenía que ser literal, porque estaba prohibido traducir literalmente la Escritura del hebreo, la única lengua santa. Había pues una persona, llamada meturgeman ("traductor"), que tenía la misión de traducir la palabra del hebreo al arameo después de que el lector había terminado. En su traducción oral (targum), el meturgeman, que no tenía que repetir literalmente el versículo bíblico, solía añadir paráfrasis al texto, notas explicativas o interpretativas, breves comentarios homiléticos sobre el texto bíblico, frases para despertar la atención de la asamblea sinagogal (como, por ejemplo, "¡Escuchad, pueblo mío!") o, de vez en cuando, inserciones midrásicas.
E.V. Giró