Leonardo de Chirico,
Editorial Peregrino, 2019, 156 pp.
Es de conocimiento general que el catolicismo en España es marianismo y no cristianismo, especialmente en la religiosidad popular. Dice José Hutter, Presidente del Grupo de Trabajo de Teología de la AEE: “Nunca había leído un libro tan magistralmente escrito sobre el tema. Leonardo de Chirico combina la erudición con un estilo de fácil lectura que hace que este libro sea sumamente útil para estudios tanto personales como en grupo. Es una obra maestra concisa y bien documentada de uno de los mayores expertos en catolicismo romano del mundo, y recomendable tanto para católicos como para protestantes que quieran entender una de las cuestiones más malinterpretadas y controvertidas de la historia de la iglesia”.
En el prefacio, el autor dedica este libro a la memoria de Kyra Karr, una joven madre de la que dice “que tenía tal cercanía a Cristo que desprendía su aroma”. Kyra falleció a los 30 años cuando viajaba con su marido y dos de sus hijas en automóvil y el remolque de un tractor que se había desprendido, embistió el vehículo, resultando ella muerta y el resto de la familia ilesos. Confiesa que no sabe por qué Dios permitió la muerte de esta joven y valiosa hermana en el Señor, fiel esposa y madre de tres niñas. Añade: “nadie sabe qué aspecto tenía María, pero me gusta pensar que Kyra personificaba el aspecto que tendría ella”.
El libro tiene siete capítulos que abarca una mariología que sin ser exhaustiva contiene todo lo necesario para conocer esta doctrina a partir de la Biblia, la historia y la interpretación que se ha hecho desde el catolicismo. Por eso empieza con el examen de la María de la Biblia, que a diferencia del maximalismo católico se encuentra en unos pocos textos del NT. Mientras los textos canónicos dicen poco, los apócrifos dicen demasiado distorsionando su figura dando entrada a un montón de leyendas. También ha contribuido a magnificarla traducciones como la Vulgata que en lugar de traducir muy favorecida, pusieron gratia plena (Lc. 1:28) llena de gracia) como si María poseyera la plenitud de la gracia por sí misma. De ahí derivó la idea de que fue concebida sin pecado y llamada Inmaculada concepción. Menciona los otros textos de los evangelios en que se cita a María. Pablo no alude nunca su nombre y la única que la cita en Gá. 4:4, la llama simplemente “mujer”. Posteriormente, con la ayuda de los evangelios apócrifos y la piedad popular, se produjo un desarrollo de la mariología o quizás para ser más exactos de la mariolatría, que se trata en el capítulo 2. El título “¿Madre de Dios?” le fue dado en el Concilio de Éfeso del año 431 d.C. para enfatizar la divinidad de Cristo, no para exaltar la personalidad de María. La intención fue buena y entendida correctamente en su contexto bíblico y en su marco cristológico es correcta, pero pronto derivó hacia la mariología y sentó un precedente en los dogmas marianos. Otros títulos otorgados a María son explicados en el capítulo 3. Es muy apropiada la observación: “en tiempos modernos, la iglesia católica romana ha emitido nuevos dogmas precisamente en estas dos áreas: la doctrina mariana (la Inmaculada concepción (1854); la asunción corporal (1950) y la autoridad papal, (1870)”. El capítulo 4 está dedicado a las devociones marianas, que en España lo conocemos muy bien. A ellas han con tribuido el rezo del Rosario, la construcción de templos dedicados a María y las apariciones marianas. Los últimos tres papas han expresado su devoción por María de forma maximalista, de este asunto se ocupa el capítulo 5. Sin lugar a dudas, la mariología católica entraña problemas teológicos, que son expuestos en el capítulo 6. En el séptimo y último capítulo se plantea si es posible volver a la María de la Biblia desde la mariología católica. Tanto la mariología ecuménica como el documento “Evangélicos y católicos Juntos” o el del Grupo Dombes, no son caminos apropiados. De Chirico propone que debería hacerse a la manera de María, es decir, debería pasar por un proceso de deconstrucción bíblica radical. Imitar a María, escuchando y respondiendo a la palabra de Dios; celebrando las obras de Dios; permaneciendo lo más cerca posible del Hijo de Dios; siendo parte de la iglesia de Dios.”Este patrón espiritual cuádruple es una manera mucho mejor de honrar la memoria y el legado de María que todas las creencias y devociones extrabíblicas y a veces antibíblicas que se llevan a cabo en su nombre”. Excelente libro de lectura altamente recomendable y para evangelizar.
Pedro Puigvert