Stephen F. Olford con David L. Olford
B&H Español, 2005, 378 pp.
Este libro apareció en inglés en 1998 y siete años más tarde en español, el cual reseñamos con un poco de retraso, pero su contenido no ha perdido actualidad. En todo caso, debido al renovado interés actual en nuestro país por la predicación expositiva, viene a contribuir al enriquecimiento del ministerio fundamental del protestantismo, la predicación de las Escrituras y especialmente la expositiva.
El origen de esta obra se encuentra en los materiales que se prepararon en el Instituto para la Predicación Bíblica que fundó el autor juntamente con su hijo David. El Dr.Olford, que pasó a la presencia del Señor en 2004, era hijo de misioneros en Angola. Fue pastor bautista en varias congregaciones de Inglaterra y Estados Unidos. Su hijo David se doctoró en Inglaterra, profesor en varios seminarios y presidente de Olford Ministries International. Dicho Instituto “tiene como meta equipar y animar a pastores y líderes laicos a la predicación expositiva y a una vida ejemplar, con el fin de que la Iglesia sea renovada y el mundo sea alcanzado con la Palabra salvadora de Cristo”. Como existen muchos libros sobre este tema, tanto antiguos como modernos, los autores han querido restringir el contenido a un aspecto de la predicación, la expositiva.
La estructura de esta obra está constituida por tres partes y cuatro apéndices, pero fundamentalmente va dirigida al predicador en tanto que sujeto que lleva a cabo este ministerio, sin dejar de lado, por supuesto, los elementos principales para ejercerlo con eficacia y que requiere la necesaria preparación. Estamos de acuerdo con la frase de un largo párrafo que se reproduce del libro de John Stott “La predicación, puente entre dos mundos”: “Si por un sermón expositivo se quiere decir una explicación versículo por versículo de un pasaje largo de la Escritura, entonces verdaderamente esa es solamente una forma posible de predicación, pero sería hacer mal uso de la palabra”. Stott lo ha dicho de una forma elegante, pero a buen entendedor pocas palabras bastan, porque esa manera de predicar no es precisamente la más adecuada y revela en el que la practica un desconocimiento de lo que es la genuina predicación expositiva.
La primera parte tiene cinco capítulos, dedicados al predicador y la llamada de Dios (en el libro dice “llamado”, vocablo incorrecto aquí, que en América latina se usa mucho); la Palabra de Dios, la vida de Dios, el hombre de Dios y el trabajo de Dios. La segunda parte abarca once capítulos y trata sobre el predicador y la exposición bíblica, cuatro capítulos sobre la preparación: selección, investigación, organización y finalización, sobre la comunicación. Esta parte es la más práctica, aunque evidentemente su implementación depende de varios factores que están ligados a la idiosincrasia del predicador, pero como finalidad orientativa debe tenerse en cuenta. El tipo de predicación que se presenta es el “temático-textual”, expresión que significa que el tema del sermón está arraigado en el texto. De manera especial queremos destacar los capítulos 9 al 11 como los más importantes a tener en cuenta por los predicadores. La tercera parte está formada por ocho capítulos y trata preferentemente de la vida del predicador, aunque también tiene un capítulo fundamental sobre la aplicación. Debemos señalar, como un aspecto relevante que cada capítulo empieza con un versículo y un texto de estudio de un pasaje bíblico. Los apéndices presentan los temas siguientes: el predicador y la adoración, la música, la evangelización (aunque en el libro se usa erróneamente el término “evangelismo”) y Romanos, es decir, la enseñanza que se halla en esta carta sobre el ministerio.
Esta es una obra muy apropiada que recomendamos como libro de texto para seminarios, institutos y escuelas bíblicas, aunque también se puede emplear para el estudio personal del tema.
Pedro Puigvert