Charlie H. CAMPBELL.
Editorial Portavoz. Grand Rapids, Michigan, EE.UU. 2013. 160 págs.
La primera frase que hallamos en el libro es: "Una oleada de hallazgos arqueológicos está cambiando las viejas ideas sobre las raíces del cristianismo y del judaísmo, y está afirmando que la Biblia es más precisa, desde el punto de vista histórico, de lo que pensaban muchos académicos". James Mann. Esto representa una declaración de intenciones de lo que desarrollará el autor Charlie H. Campbell es director de "Ministerio Apologético Esté Siempre Preparado" y es invitado a iglesias por todo Estados Unidos para impartir conferencias sobre una amplia variedad de cuestiones relacionadas con la defensa de la fe cristiana. Participó en excavaciones arqueológicas en Israel.
Debido al carácter apologético de su proyecto, nos introduce con su testimonio personal. Del escepticismo a la fe. "¿Es la Biblia un libro de mitología? Muchos críticos del cristianismo dicen que sí. Yo mismo, cuando era adolescente y luego alumno universitario, pasé por una fase en la que creí a esos críticos. Quería creerles. Creer eso me permitiría dejar a mis espaldas al Dios de mi infancia. Quería perseguir la fama y la riqueza sin ser estorbado por un legislador moral. Y eso fue lo que hice. ...A finales de los 80, en Carlbad, California, una docena de surfistas que solían reunirse en la tienda de surf que yo dirigía consagraron sus vidas a seguir a Jesús. Vi justo delante de mis ojos cómo se producían cambios en sus vidas. Unos surfistas que antes fumaban marihuana, eran vulgares y territoriales, empezaron a asistir a estudios bíblicos, a escuchar una emisora de radio cristiana, a invitar a personas a la iglesia y a compartir las olas con los forasteros. Rechacé todas las invitaciones. Pero, enfrentado cada día a mi propia vacuidad, a la sensación de que mi vida carecía del gozo y de la paz que tenían aquellos jóvenes, decidí visitar la iglesia a la que asistían muchos de ellos. Algún tiempo después de mi primera o segunda visita a la iglesia, entré en su librería y descubrí unas diez estanterías repletas de libros dedicados a las razones y las evidencias de la fe: toda una sección de la tienda dedicada a la apologética. Me quedé sorprendido al ver que aquellos libros contenían capítulo tras capítulo evidencias sobre la existencia de Dios, la fiabilidad de la Biblia, la historicidad de Jesús,etc. Uno de los capítulos que me intrigó de verdad tenía que ver con las evidencias arqueológicas de la Biblia. Hacía una lista de decenas de hallazgos arqueológicos que afirmaban la fiabilidad histórica de la Biblia. Compré aquel libro y uno o dos más y empecé a leerlos. A finales de 1991, mi ateísmo se vino abajo debido al peso de unas evidencias que lo contradecían, intelectualmente satisfactorias, que no solo desmantelaron mi ateísmo, sino que me llevaron a creer que Dios existe y que podemos fiarnos de la Biblia. Puse mi fe en Jesucristo y le he estado siguiendo desde entonces.
Por qué escribí este libro. En este libro deseo compartir algunos de los fascinantes hallazgos arqueológicos que han afirmado la fiabilidad de la Biblia. Creo que es necesario un tratamiento conciso de este tema. Hay muchos estudiosos de la Biblia a quienes les encanta averiguar cosas sobre arqueología y lo que esta ha hecho para validar las Escrituras, pero no tienen tiempo para leerse los libros existentes, que tienen entre 200 y 500 páginas. Muchas de las obras sobre arqueología bíblica son de naturaleza académica, un poco demasiado técnicas y detalladas. He intentado destilar toda esta información en un libro conciso que resulte comprensible e interesante para un público general, y he podido introducir muchas fotografías a todo color de los hallazgos que describo. Por supuesto, la evidencia arqueológica nunca podría demostrar que la Biblia está inspirada por Dios o que los milagros que recoge sucedieran de verdad, pero sí puede contribuir a defender la fiabilidad histórica de la Biblia. El profesor Millar Burrows, de la Universidad de Yale, escribió: ‘No cabe duda de que el campo de la arqueología ha fortalecido la confianza en la fiabilidad del registro de las Escrituras. Más de un arqueólogo ha visto cómo aumentaba su respeto por la Biblia como consecuencia de su experiencia de la excavación en Palestina’. En 1958, Donald J. Wiseman, arqueólogo y profesor de asiriología en la Universidad de Londres, calculó que había más de 25.000 hallazgos arqueológicos que confirmaban la veracidad de la Biblia. Desde entonces se ha producido un número considerable de descubrimientos más. He tenido el privilegio de ir a Israel para ver algunos de esos hallazgos con mis propios ojos."
Veamos uno de los ejemplos curiosos del contenido. "Los libros 1º y 2º de Samuel del Antiguo Testamento nos dicen que el segundo hombre que fue ungido rey de Israel fue David. Hasta 1993 no se había encontrado fuera de la Biblia ni una sola evidencia sobre la existencia de David. El veredicto de los críticos fue que David ‘no fue más que una figura de la mitología religiosa y política’. Pues bien, su escepticismo respecto de David ‘se vino abajo de la noche a la mañana’ en 1993, cuando se descubrió una inscripción de casi 3000 años de antigüedad, grabada en basalto negro, en la ciudad de Dan, al norte de mar de Galilea, en Israel. La inscripción, escrita en arameo, menciona al ‘rey de Israel’ y ‘al rey de la casa de David’. Desde este descubrimiento de 1993, se ha identificado otra referencia a David en la antigua piedra moabita o "estela Mesha", descubierta en Jordania en 1868. La inscripción de esta piedra conmemora las victorias de Mesha, rey de Moab, sobre Israel (2º Reyes 3:4), y contiene una referencia a ‘la casa de David’ y ‘el altar de YHWH’, la primera referencia clara al Dios de Israel por su nombre en las fuentes antiguas".
Muchos de nosotros somos contemporáneos de uno de los descubrimientos más impactantes a nivel mundial, el de los famosos "Manuscritos del Mar Muerto". Después de que los arqueólogos pasaran años examinando las cuervas circundantes, en Qumrán, se encontraron copias de todos los libros del Antiguo Testamento (con la excepción del de Ester). En algunos casos había varias copias del mismo libro. Por ejemplo, había 19 ejemplares del libro de Isaías, 25 de Deuteronomio y 30 de los Salmos. Los manuscritos del mar Muerto, junto con miles de otras copias manuscritas de la Biblia, no demuestran que la Biblia sea precisa en cuanto a los datos que contiene, pero sí que la Biblia de la que disponemos hoy es una representación fidedigna y precisa de la Biblia que citó Jesús y que usó la iglesia primitiva.
Como buen apologista termina el libro con: Pasos para tener paz con Dios, y veinte razones por las cuales los cristianos creen que Jesús es Dios.
Una esplendida herramienta para iniciarse en el fascinante mundo de la arqueología bíblica.
E.V. Giró