A.W. Tozer. Compilado por: Harry Verploegh.
Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan, EE.UU. 2018.141 págs.
Este libro se inicia con un Prefacio del Editor (edición en inglés), del que resaltaremos algunas frases que nos situarán en relación al autor y al contenido.
"Desde que los primeros ejemplares de La búsqueda de Dios salieron de la imprenta, las personas que compraron las obras de Tozer supieron instintivamente que habían descubierto a un profeta del siglo XX. Durante los trece años que el doctor Tozer editó Alliance Life, este autodidacta oriundo de Pennsylvania produjo bajo la enseñanza del Espíritu Santo una verdadera mina de oro con sus artículos. Las personas se suscribían a la revista solo para leer su escritura perspicaz. Es admirable notar cuán actuales son sus artículos después de treinta y cinco o más años. Tal es la marca de un verdadero profeta. A lo largo de los años, muchos de esos artículos se han conservado en libros. Los tres primeros fueron preparados por el mismo doctor Tozer. Luego, Anita Bailey, su directora editorial, publicó después de su muerte las siguientes colecciones. En 1984, Harry Verploegh, un hombre de negocios jubilado de Chicago que se sentó durante treinta años a escuchar la predicación del doctor Tozer y que se convirtió en su amigo y confidente, se comprometió a organizar el resto del material para su publicación. H. Robert Cowles. Diciembre, 1988".
Los escritos recopilados en este tomo son de muy dispar longitud, pero siempre de aprovechable contenido. El primero, que da título al libro, termina con esta advertencia. "Una visión correcta de Dios y del mundo venidero precisa que tengamos una visión correcta del mundo en el que vivimos y de nuestra relación con él. Tantas cosas dependen de esto que no podemos darnos el lujo de tomarlo a la ligera". El segundo: "Un mundo temeroso necesita una Iglesia sin miedo", también termina con una importante reflexión: "Una iglesia muerta de miedo no puede ayudar a un mundo temeroso. Quienes estamos en el lugar secreto de seguridad debemos empezar a hablar y a actuar conforme a tal posición. Nosotros, de entre todos los habitantes de la tierra, deberíamos ser las personas más tranquilas, esperanzadas, optimistas y alegres. Nunca convenceremos a un mundo asustado que hay paz en la cruz si continuamos manifestando los mismos miedos que quienes no profesan el cristianismo".
Siempre nos abre los ojos a mentiras que se han instalado entre nosotros, veamos algunos ejemplos: "Sobre la lucha en la oración. Hay una idea generalizada según la cual luchar en la oración es siempre algo positivo, pero de ninguna manera es cierta. Las personas pueden someterse a ejercicios religiosos extremos sin un motivo más elevado que hacer su propia voluntad. La calidad espiritual de una oración se define no por su intensidad sino por su origen. Al evaluar la oración debemos indagar si la hace nuestro corazón o el Espíritu Santo. Si la oración se origina en el Espíritu Santo, la lucha puede ser hermosa y maravillosa, pero si somos víctimas de nuestros propios deseos exagerados, nuestras oraciones pueden ser tan carnales como cualquier otro acto". "Orar hasta que oremos. El doctor Moody Stuart, un gran hombre de oración de una generación pasada, redactó alguna vez una serie de reglas como guía para sus oraciones. Entre dichas reglas incluyó la siguiente: "ORAR HASTA QUE ORES". El hábito de terminar nuestras oraciones antes de haber orado realmente es tan común como desafortunado. Con frecuencia, los últimos diez minutos tienen más significado para nosotros que la primera media hora, porque debemos pasar mucho tiempo para lograr el ánimo apropiado que nos permita orar con eficacia. Puede que necesitemos luchar con nuestros pensamientos para lograr enfocarlos, después de que han estado dispersos por la multitud de distracciones que resultan de vivir en un mundo desordenado. En esto como en todos los asuntos espirituales, debemos asegurarnos de distinguir entre lo ideal y lo real." "OBEDIENCIA: una doctrina olvidada. Existe lo que William James denominó "cierta ceguera en los seres humanos" que nos impide ver lo que no queremos ver. Esto junto con la obra del diablo mismo, puede dar razón del hecho de que la doctrina de la obediencia esté tan olvidada en los círculos religiosos modernos. Por supuesto, se reconoce que Dios espera que seamos "hijos obedientes" (1 P. 1:14), pero rara vez se subraya lo suficiente para producir actos de obediencia. Muchas personas parecen sentir que ya hemos cumplido con nuestra obligación de obedecer mediante el acto de creer en Jesucristo al principio de nuestra vida cristiana. Debemos recordar que "la voluntad es la sede de la verdadera religión en el alma". Nada genuino ha hecho jamás un hombre o una mujer en su vida hasta que su voluntad ha sido sometida en obediencia activa. Fue la desobediencia lo que ocasionó la ruina de la raza. Es la "obediencia de fe" lo que nos restituye el favor divino. Tratar de creer sin obedecer produce una gran confusión y desilusión". "Si queremos la bendición de Dios sobre nosotros, debemos empezar a obedecer. La oración será eficaz cuando dejemos de usarla como reemplazo de la obediencia. Cuando tratamos de hacer la sustitución, solo nos engañamos a nosotros mismos".
"El verdadero cristianismo se basa en la Biblia, y la Biblia es enemiga de toda pretensión. Simplicidad, sinceridad y humildad siguen siendo virtudes de oro en el reino de Dios". "Nuestra única esperanza es que hombres y mujeres valientes y discretos que solo buscan la gloria de Dios y la pureza de la Iglesia ejerzan más y más una renovada presión espiritual. Que Dios nos envíe muchos de ellos. Hace mucho que los necesitamos".
Esto solo es un ramillete de pensamientos, recogidos aquí y allá, del rico contenido de este pequeño volumen, que nos llenará espiritualmente.
E.V. Giró