Eduardo J. Echeverria,
Desclée de Brouwer, 2017, 326 pp.
Libro de cuidada presentación, con tapa dura, que indica que los editores quieren darle relevancia. En el prólogo, el Dr. Robert Royal, dice que a diferencia de muchos libros que se escriben, este no necesita justificación para explicar el por qué se ha escrito. La elección del cardenal Bergoglio como papa con el nombre de Francisco, ha suscitado confusión por lo que ha dicho, hecho o escrito, según admite el mismo líder católico, aunque él considera que es un mensaje claro por su parte. De ahí que el estudio del autor sobre los mensajes del papa y sus ideas sea el objetivo de esta obra. Royal lo expresa con estas palabras: “El profesor Echeverría no solo estudia la relación personal de Jorge Mario Bergoglio con el Concilio, sino que ha desarrollado una compleja interpretación teológica de la vida y el pensamiento del papa”.
Por el nombre y el apellido suponemos que el autor es de origen español, aunque norteamericano. Es licenciado en Filosofía por el Trinity Christian College. Doctor en Filosofía y Teología Sistemática por la Universidad Libre de Amsterdam. Catedrático de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón de Detroit (Michigan). Ha estructurado el libro empezando con una introducción en que hace una interpretación del Vaticano II y su legado. Le siguen seis capítulos sobre diversos temas que ha tratado Francisco: En el primero expone cómo Francisco ha hecho suyo el legado del Vaticano II. Luego examina las tentaciones que el papa identificó y describió en el discurso de clausura del Sínodo extraordinario de los obispos. En el resto de los capítulos analiza varios temas en los escritos de Francisco, como por ejemplo, la relación entre la misericordia y la justicia; la ley y el evangelio; el evangelio de la alegría; el ecumenismo receptivo y termina con el combate espiritual.
De todos estos temas, el que tiene mayor interés para nosotros es el del ecumenismo receptivo. ¿Qué significa receptivo? Es una expresión acuñada por Paul Murray, cuyo principio es este: “la responsabilidad ecuménica consiste fundamentalmente en no preguntar <<¿qué necesitan aprender antes las otras tradiciones de nosotros?>>, sino <<¿qué necesitamos aprender de ellas?>>”. Esto queda muy bonito, pero el ecumenismo institucional de Roma ha consistido en que los demás se unan a ella bajo la autoridad papal. Francisco ha introducido un nuevo concepto, “el encuentro a través de la amistad y el diálogo”. Dos personajes son los que cita más veces Echeverría, el evangélico Leonardo de Chirico, Presidente de la Alianza Evangélica Italiana (AEI) que le parece un teólogo relevante que merece ser tenido en cuenta. Sin embargo, la Alianza Evangélica Italiana, junto con la Federación de Iglesias Pentecostales y las Asambleas de Dios en Italia, hicieron un llamamiento que al autor le ha escocido porque dice: “esta declaración conjunta se niega a entablar relaciones ecuménicas con la Iglesia católica”. Y como “De Chirico es un personaje relevante en la AEI, es extremadamente improbable que los miembros de esta alianza desconozcan los diálogos ecuménicos bilaterales que han tenido lugar durante el último medio siglo entre católicos y luteranos, cristianos reformados, anglicanos y metodistas. Con todo, en la declaración de la AEI no hay pruebas de que estos evangélicos italianos hayan estudiado realmente los frutos de estos diálogos bilaterales y sencillamente no estén de acuerdo con ellos. Sea lo que fuere, la declaración de la AEI es un ejemplo de una de las actitudes… que adoptan los cristianos evangélicos hacia la Iglesia católica romana”. Lo que parece desconocer es que De Chirico es un cristiano reformado, pero que no forma parte de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas que ha mantenido un diálogo con Roma. La referencia a las actitudes tiene que ver con la distinción entre el protestantismo accidental y el esencial. Esta distinción pertenece al teólogo de la Iglesia Reformada Holandesa y observador en Vaticano II, Berkouwer, en que el accidental correspondería a los protestantes ecuménicos y el esencial a los evangélicos. Berkouwer es el teólogo no católico más citado por Echeverría quien lo define como un “protestante accidental”. Dice: “la diferencia es clara. <<El protestantismo esencial requiere para su identidad que el catolicismo sea el “otro”>>. O sea, que nuestra identidad no es la de las cinco solas, sino por el grado de enfrentamiento con la iglesia católica. Es algo así como que el Barça necesita al Madrid para medirse con él y creerse un gran club cuando le gana. Quizás hubo un tiempo en que era frecuente la predicación anticatólica. Ahora nos basta con señalar sus dogmas antibíblicos que se han añadido después de Trento.
Pedro Puigvert