Stuart Park.
Ediciones Camino Viejo. 2015, 128 pp.
Al autor le gusta conversar y después escribir sus conversaciones en un libro. Así ocurrió con “En el valle de la sombra, conversaciones con Sirio”, un hermano enfermo terminal de cáncer con el que compartió las últimas semanas y horas de su vida.
Ahora repite la experiencia con una persona de manera completamente diferente, tanto por la persona con la que ha estudiado la Palabra de Dios, como por el tema de conversación. Se trata de Aurelio García Macías, un amigo suyo al que conoció en un acto ecuménico en el año 2009 celebrado en la ciudad donde reside, Valladolid. Dos años más tarde hicieron una visita juntos a la Universidad de Cambridge, en donde Stuart se licenció en Filología Románica y allí surgió la idea de tener unas conversaciones sobre un tema crucial, la muerte de Jesús, a raíz de la pregunta que le hizo Aurelio mientras cenaban el último día de su estancia en Inglaterra. La pregunta que le hizo fue: “¿Por qué tuvo que morir Cristo?” Que perfiló luego añadiéndole “por mí”. La respuesta de Stuart fue proponerle leer juntos la epístola a los Hebreos, cosa que hicieron cuando regresaron a Valladolid, donde Aurelio asumiría el Rectorado del Seminario Mayor Diocesano y Stuart se jubilaría como director del Colegio Internacional de Valladolid.
Tras una breve introducción a la carta a los Hebreos, en las páginas siguientes el autor da forma a los apuntes tomados durante las conversaciones que mantuvieron examinando la epístola, de donde ha surgido este libro. Cada uno leía el texto en una versión diferente, Aurelio aportó una versión trilingüe (griego, latín castellano) junto con la Nácar Colunga y Stuart, la Reina-Valera 1960 y el texto griego de Nestlé en versión interlineal. Con estos datos, puede dar la impresión que el diálogo entre ambos fue a un nivel teológico muy elevado, pero evitaron hacerlo para dedicarse mayormente a una lectura devocional y práctica. No obstante, en algunas ocasiones sí que alcanzó mucha profundidad teológica, sin perder de vista el objetivo que les llevó a realizar esta experiencia. Pactaron que la duración de cada sesión sería de una hora y manifestaron que cada uno venía a aprender del otro.
Quizás nos preguntamos quién es este señor llamado Aurelio que figura en el título de este libro. Aparte de lo que ya hemos dicho, podemos añadir que nació en un pueblo de la provincia de Valladolid y es Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Salamanca. Es doctor en Liturgia en el Pontificio Instituto de San Anselmo de Roma, profesor en el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid, en el Instituto Superior de Liturgia de Barcelona, y en la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid. Consultor del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, y Presidente de Asociación Española de Profesores de Liturgia. Después de su ordenación sirvió como párroco en varias parroquias y este año trabaja también en la Congregación para el Culto Divino en Roma.
Aparte de este impresionante curriculum incompleto, se trasluce por las conversaciones que es una persona sencilla que actúa de buena fe. La amistad entre ambos juega un papel esencial, porque ponerse a estudiar la epístola a los Hebreos, juntos, un católico y un protestante podían salir chispas, pero en todo momento el tono es muy cordial sin dejar de decir lo que cada uno descubría en el texto y cuando podía producirse una discusión por cuestiones históricas, seguían leyendo el texto bíblico.
El esquema que seguían era muy sencillo. Uno leía una porción de la epístola y el otro oraba. Seguidamente expresaban lo que para cada uno significaban aquellas palabras y cómo aplicarlas. En ocasiones se formulaban preguntas y daban respuestas.
Un libro bastante inusual, ameno, instructivo y de fácil lectura.