Samuel Vila, ampliado y revisado por Eliseo Vila.
Editorial Clie, Viladecavalls, Barcelona, 2014, 950 págs.
Los que conocimos a Samuel Vila por largos años, vivimos las etapas de su ministerio y vocación, de las que siempre destacaron dos facetas: la defensa del evangelio y por encima de todo, su preocupación por la predicación y los predicadores; el poder ofrecer algún tipo de ayuda para enfrentarse a la predicación a los hermanos y pastores, que en aquellos años de la postguerra española carecían de todo. Así, tal y como refleja la HISTORIA ILUSTRADA DE LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES, en su página 170: Década de los cuarenta 1941-1943 (aunque en otro apartado se da como inicio 1936) “Sermón por correo. Terrassa. Primera publicación evangélica que intenta abrir paso, tras el paréntesis de la guerra civil. Consistía en tres folios, impresos en multicopista, conteniendo tres secciones: un sermón escrito, ilustraciones curiosas y noticias de las iglesias. Salían dos o tres números al mes. Fundado y dirigido valientemente, dada la época, por el pastor Samuel Vila”.
Luego le siguieron años como director de las revistas Proa y El Eco, siempre con espacios destacados para la ayuda-formación de predicadores, y junto con su cuñado José M. Martínez, La Revista Homilética. En este tema es relevante destacar, de su etapa de editor, su Manual de Homilética, único libro asequible a los estudiantes de Seminarios y Centros de Estudios Bíblicos. Por todo ello, no nos sorprende la revelación que su hijo Eliseo hace en el Prólogo de este libro, y así dejamos hablar a los autores de este importante trabajo.
“Cuando el Dr. Samuel Vila, fundador de CLIE y uno de los principales líderes del protestantismo español a lo largo del siglo XX, completó en 1921 sus estudios teológicos bajo la tutoría de uno de los discípulos directos del gran predicador Charles Haddon Spurgeon, una de las cosas que más clara quedó en su mente fue la importancia de las anécdotas en la predicación cristiana. Las palabras del llamado ‘príncipe de los predicadores’ en su famosa y apreciada obra "Discursos a mis estudiantes", lo impactaron: <De más está deciros que para la mayoría de nuestros oyentes es imprescindible que nuestros sermones vayan ilustrados con un número considerable de símiles y anécdotas. Esto es algo que el Señor mismo nos enseña muy bien a través de sus constantes y numerosas parábolas; y casi todos los grandes predicadores a lo largo de la historia han empleado siempre numerosos símiles, metáforas, alegorías y anécdotas en sus discursos... Por tanto adornad bien vuestros sermones, pero sin perder de vista que lo principal no es el adorno, sino el contenido. La predicación cristiana siempre ha de estar centrada en dar una verdadera instrucción y enseñar doctrinas sólidas... Comprobad, por tanto, que vuestras anécdotas sean apropiadas al tema que estáis exponiendo, de lo contrario pierden todo su valor pedagógico>".
Desde que predicó su primer sermón en 1920, comenzó a organizar un fichero personal de anécdotas para su propio uso mediante un trabajoso procedimiento que él mismo describió años después con estas palabras: "En aquella época, siendo que mi ministerio activo era aún limitado y disponía de tiempo, me dedicaba en las bibliotecas y hemerotecas a hojear, página por página, todas las colecciones de diversas revistas evangélicas, desde el año 1873 al 1920, anotando en una libreta por temas y secciones correlativas los títulos de centenares de anécdotas e ilustraciones, indicando el tomo y página donde se encontraban, con el propósito de poder ir a buscarlas cuando las necesitara para utilizarlas en mis sermones".
Posteriormente, y con la ayuda de su fiel esposa y secretaria, Lidia, fue transcribiendo cada una de estas anécdotas, y todas las que iba acumulando de otras fuentes a lo largo de su ministerio, en fichas de cartulina, organizándolas por temas. Un "tesoro", según solía decir, que guardaba celosamente en un amplio cajón. Pero con el tiempo el cajón resultó insuficiente, y fue necesario construir un mueble entero, pues ¡había acumulado varias miles de fichas de anécdotas!
Al decidir dedicar más de su tiempo al ministerio de la literatura cristiana, pensó que tan inmensa labor de recopilación podría resultar muy útil a los predicadores en el mundo de habla hispana, decidió convertir las fichas en un grueso manuscrito y posteriormente ("refundiendo el anterior de Antonio Almúdevar") en libro, dando a luz la primera edición de su "Enciclopedia de anécdotas e ilustraciones" publicado por Clie en 1967. Lo que diferenciaba esta obra peculiar de los demás libros de anécdotas publicados hasta aquella fecha, no era solo el importante número de anécdotas que ofrecía, sino su estructura temática. Pues las anécdotas no venían clasificadas alfabéticamente, como era lo usual, sino organizadas mediante un sistema ideológico diseñado por él y especialmente adaptado a las necesidades de la predicación cristiana. Veámoslo explicado en sus propias palabras:
"El predicador necesita encontrar la anécdota adecuada en el momento preciso en que le hace falta, y esta no es cosa fácil. Hasta el momento no hemos encontrado ningún libro de anécdotas en el cual estas vengan agrupadas en un orden ideológico que permita al predicador encontrarlas con la necesaria facilidad y rapidez. Por lo general se limitan a un índice alfabético de títulos de las anécdotas; pero a veces el título no dice mucho o no indica con la suficiente claridad el contenido de cada anécdota para discernir a qué tema en concreto se puede aplicar. Para solventar esta dificultad hemos preparado un índice de materias o temas de predicación, agrupando las anécdotas por orden ideológico. Ello facilita al predicador una visión de conjunto, por temas y secciones, que le permite seleccionar con suma rapidez la anécdota más adecuada para cada caso".
Dice Eliseo Vila: “El éxito fue de tal magnitud que en 1991 decidió publicar un segundo volumen con todas aquellas anécdotas que por motivos de espacio se habían descartado al seleccionar el contenido del primer volumen, sumándoles otras tantas nuevas que había recopilado. Pero el reparto de las anécdotas en dos volúmenes siempre planteó un serio inconveniente a los usuarios, ya que los distintos temas se repetían en ambos, y uno se veía en la obligación de consultar ambos volúmenes. De modo que, los importantes avances en materia informática, consideramos que había llegado el momento de unificar ambos volúmenes. Así que en 2010, y como privilegio especial por tratarse de una de las obras cumbre de mi padre, con la colaboración de mi hija Anna, emprendí personalmente la tarea de unificar y revisar ambos volúmenes, ampliando el número de anécdotas con las que él había recopilado hasta su partida, y añadiendo personalmente otras muchas. En total, cerca de 3.500, la mayor concentración de anécdotas e ilustraciones para la predicación jamás recopilada y publicada en un solo tomo, al que hemos adjudicado el merecido título de Gran diccionario enciclopédico de anécdotas e ilustraciones”.
Como se sobrentiende de lo expuesto hasta aquí, nos hallamos ante un libro sumamente útil para todos los predicadores, maestros de Escuela Dominical, escritores, profesores de seminarios, etc. que tendrá una amplia repercusión en los púlpitos cristianos.
E.V. Giró - Barcelona