Introducción a la Biblia hebrea

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introduccion

Samuel Pagán
Editorial Clie. 2013,  626 pp.

Esta obra es mucho más que una introducción al Antiguo Testamento, pues se podría clasificar como un manual de consulta sobre lo que ahora algunos denominan el Primer Testamento, una designación que no acaba cuajar, salvo en algunos ámbitos académicos. El mismo autor dice que “esas designaciones, sin embargo, no están exentas de críticas, pues no revelan la gran tradición histórica que han vivido estos importantes documentos religiosos”.  La presentación corre a cargo del conocido historiador y teólogo Justo L. González, el cual formula una síntesis del libro en un párrafo que transcribimos porque refleja claramente su contenido: “En este libro Pagán hace abundante uso de los descubrimientos y conclusiones de las diversas ciencias y disciplinas aplicadas a los estudios bíblicos; disciplinas tales como la arqueología, la filología, la antropología, la crítica textual e histórica, entre otras. Con ello nos ayuda a entender el texto bíblico en toda su amplitud y profundidad”.

El Dr. Pagán ha contado con una serie de ventajas para escribir un libro que requiere un enorme esfuerzo de investigación, muchas horas de lectura y unos recursos que faciliten la labor, como por ejemplo, personal de apoyo y su esposa que es la que revisa, analiza y edita lo que él escribe. Ha podido vivir en Israel en donde es profesor de Biblia y Literatura Hebrea en el Colegio Universitario Dar-al-Kalima en Belén, Jerusalén. Además, le han permitido usar las instalaciones y la biblioteca del Instituto Teológico y Ecuménico de Tantur, en Jerusalén.

Esta obra consta de un prefacio y una introducción preliminar sobre la Biblia. Le siguen cuatro secciones más con un total de 32 capítulos siguiendo el orden de los libros según el canon hebreo, es decir el TaNaK (Torah, Nebiim y Ketubim). En la segunda se trata de los libros de Moisés, es decir, la Torah en hebreo, Pentateuco en griego. En esta y en las siguientes secciones hay una exposición de las características temáticas y literarias, historia, teología, composición y autoría, seguido de una introducción a cada libro. La tercera sección  está dedicada a los profetas, “anteriores” y “posteriores”. En la cuarta se trata de los Escritos, que es la sección final del canon hebreo, en que se exponen los libros poéticos, sapienciales, apocalípticos, los Megillot que se leen en los festivales judíos anuales y los que se conocen como la obra del cronista (Esdras-Nehemías y los libros de Crónicas). La quinta y última sección está dedicada a la literatura apócrifa.

Aunque sin negar la autoría del Pentateuco a Moisés, o al menos a gran parte de él, dice que tal como lo conocemos hoy “se redactó finalmente en tiempos postexílicos, pero que se utilizaron grandes bloques de materiales que provenían de las épocas previas al exilio”. Atribuye a los estudios bíblicos de los dos últimos siglos la división de Isaías en tres secciones que se conocen como proto (primer) Isaías o Isaías de Jerusalén; el deutero (segundo) Isaías o Isaías de Babilonia; el trito (tercer) Isaías o Isaías del Retorno. Su posición en cuanto a esto es la de su unidad y continuidad teológica básica. En cuanto al libro de Daniel, lo divide en dos partes: A y B. La primera fue redactada tras el exilio babilónico, la segunda proviene del siglo II a.C., quizás por el 160.

Se trata de una obra  que brinda mucha información, y será de gran ayuda a los profesores y estudiantes de teología. La presentación del libro, tanto externa como interna es de gran calidad, con tapas duras, ilustraciones y mapas. Es difícil que un libro no contenga errores y en este hay que atribuirlos al autor o su esposa de dos tipos: a) como portorriqueño hay palabras escritas como las pronuncia, tal es el caso de algún seseo; b) a la inversa escribe “razas” en lugar de “rasas” ya que se trata de piedras. También hay algún baile de letras, como que “Nácar” se ha convertido en “Canar”.

Pedro Puigvert