Orando la Biblia

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orandoDonald S. Whitney.
B y Holman, Nasville, T.N., EE.UU. 2016. 112 págs.

Donald S. Whitney es profesor de Espiritualidad Bíblica y Decano asociado del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky, EE.UU.; escribe con regularidad en Biblicalspirituality.org.

Con sabiduría la editorial presenta este libro encuadernado en tela (tapa dura) porque, aunque posee pocas páginas, tendrá un uso regular, es decir, contínuo, dado que el poseedor de un ejemplar lo consultará con asiduidad. Los diez capítulos que contiene este libro son: 1.- El problema, 2.- La solución, 3.- El método, 4.- Más sobre el método, 5.- Orando los Salmos, 6.- Orando otras secciones de la Biblia, 7.- La parte más importante de este libro, 8.- Evaluando la experiencia, 9.- ¿Qué hemos aprendido?, 10.- Los ejemplos de George Müller, Jesús en la cruz y los cristianos en el libro de los Hechos. Y se enriquece con dos Apéndices prácticos: Cuadro “Salmo del día” y Orando la Biblia en grupo.

Y comienza así: “Si la oración es hablar con Dios, ¿por qué la gente no ora más? ¿Por qué el pueblo de Dios no disfruta más de la oración? Yo creo que mucha gente –genuinos cristianos nacidos de nuevo- a menudo no ora porque, simplemente, no desea hacerlo. La razón por la que no lo desean es porque, cuando oran, tienden a decir las mismas cosas de siempre. Cuando has dicho mil veces las mismas cosas de siempre acerca de los mismos temas, ¿cómo te sientes al decirlo una vez más? ¿Te atreves a pensar en la palabra que empieza con “A”? Sí, ¡aburrido! Podemos estar hablando con la Persona más fascinante del universo y de las cosas más importantes nuestras vidas y seguir muertos de aburrimiento. Como consecuencia, muchos buenos cristianos pueden terminar diciendo: “Debo de ser yo. Debo de tener algo mal. Si me aburre algo tan importante como la oración, entonces debo de ser un cristiano de segunda categoría. En realidad podríamos preguntarnos: ¿por qué la gente se aburre al hablar con Dios, más aún cuando están hablando de cosas que son tan importantes para ellos? ¿Será que no aman al Señor? ¿Es posible que, muy en lo profundo, nos importe poco la gente y los temas por los que oramos? No lo creo. Por el contrario, si este aburrimiento y ese divagar describen tu experiencia de oración, yo podría argumentar que si en ti habita el Espíritu Santo –si has nacido de nuevo-, entonces el problema no eres tú: es tu método.

Aunque Dios no escogió a muchos sabios conforme a la carne, él sí llamó a personas de cada circunstancia y trasfondo imaginable. Dios invita y espera que todos Sus hijos –sin importar su edad, coeficiente intelectual, educación o recursos- hagan lo mismo –orar-, entonces orar tiene que ser simple. Por lo tanto, debe ser posible para cada cristiano llevar una vida de oración significativa y satisfactoria. Entonces, ¿cuál es la solución simple a la rutina aburrida de decir siempre las mismas cosas acerca de lo mismo de siempre? Aquí está: “Cuando ores, ora a través de un pasaje de las Escrituras, de manera particular a través de un salmo.”

John Piper nos propone: “Abre la Biblia, empieza a leerla, haz una pausa en cada versículo y conviértelo en una oración. Básicamente, lo que tú haces es tomar las palabras que se originaron en el corazón y la mente de Dios, y las haces circular a través de tu corazón y tu mente de regreso a Dios. De este modo, Sus palabras vienen a ser las alas para tus oraciones”. Ben Patterson nos dice: “Al orar los Salmos de regreso a Dios, aprendemos a orar en sintonía con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. En conjunto, los Salmos abarcan el mejor lugar en las Escrituras desde el cual podemos orar la Biblia. Digo eso porque ese fue el propósito original por el cual el Señor inspiró los Salmos. El Libro de los Salmos –que literalmente significa “Libro de Alabanzas” en hebreo- era el cancionero de Israel. Los Salmos fueron inspirados por Dios con el propósito de que sean cantados al Señor. Ningún otro libro de la Biblia fue inspirado con ese propósito expreso.”
Orígenes, uno de los padres de la iglesia primitiva, escribió que las oraciones de la Biblia están llenas de “declaraciones inefablemente maravillosas”. Orar las oraciones de la Palabra de Dios nos ayuda a deleitarnos en él y a descubrir perspectivas nuevas y renovadas de esperanza y gozo. La oración es el aliento del alma. La oración es el poder de la Iglesia de Dios. La oración es un tema espiritual sobre el cual todos necesitamos mucha y sabia instrucción. Este libro nos puede ayudar a prosperar en ella.

E.V. Giró – Barcelona

 

 

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