J.M. Baena.
Editorial Clie. 2014, 142 pp.
Como subtítulo tiene: “Una reflexión sobre el evangelio y las diferentes formas de ser cristiano”. Pertenece a la colección •Comprometer•Pertenecer•Vivir•.
José Mª Baena es Graduado en Teología por la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios; pastor del Centro Cristiano Internacional de las Asambleas de Dios de Sevilla y profesor de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios. Ha sido Presidente de las Asambleas de Dios de España y de la Ferede.
En este libro el autor nos dice que su objetivo no es polemizar sobre asuntos dogmáticos de los muchos que separan a los cristianos. Su propósito es que reflexionemos, tanto él como los lectores, especialmente si nos “identificamos con alguna de las tendencias en que el cristianismo se divide hace siglos”. Como confiesa el autor no ha pretendido ser exhaustivo en el tratamiento de los temas, lo cual es cierto. Más bien se trata de una aproximación a cada uno de ellos de manera sucinta. Luego en la exposición de las diversas cuestiones, observamos que prevalece lo que caracteriza al catolicismo romano y se nos hace difícil de entender por qué llama tendencias a las distintas confesiones cristianas. Lo que divide a estas son más que tendencias, pues hay diferencias doctrinales y de otros tipos importantes. En una apretada síntesis histórica, de un solo capítulo, traza Baena los datos principales que van desde la iglesia primitiva a la Reforma protestante y termina con el ecumenismo. Para aquellos que no tienen nociones sobre la historia del cristianismo, este breve resumen histórico puede darles una mínima comprensión útil del devenir de las iglesias. En el capítulo siguiente explica el significado de la salvación entendido bíblicamente. Sin embargo, en una nota a pie de página, parece dar por buena la traducción que la Vulgata hace de los términos Seol y Hades como infernus (infierno), cuando en realidad dichos vocablos pertenecen al estado intermedio mientras que infierno (Gehenna en griego) es el lugar de castigo para los impíos en el estado eterno.
Hubiera sido preferible hacer una exposición bíblica sobre lo que es la expresión máxima de la adoración a Dios, en el capítulo dedicado al culto cristiano, en lugar de explicar los cultos erróneos que el catolicismo ofrece a María, los santos y las imágenes. Lo mismo podemos decir de la sección que trata sobre los sacramentos que se limita prácticamente sacramentalismo católico. No obstante, aprovecha el matrimonio para hacer una defensa de esta institución bíblica y negar que se pueda llamar así a la unión entre dos personas del mismo sexo que nada tiene que ver con lo que enseña la Biblia y el cristianismo ha entendido siempre. En cuanto al gobierno de la Iglesia, traza los tres modelos de autoridad eclesiástica existentes, como son el episcopal, el presbiteriano y el congregacionalista. En el marco de este último coloca a las Asambleas de Hermanos, pero si bien es cierto que las iglesias locales son autónomas, hay otros aspectos que no encajan con la forma de gobierno de las iglesias congregacionalistas. A estos tres sistemas añade dos más que se han constituido en la época moderna: el apostólico y el celular. Ambos se dan preferentemente en un cierto tipo de iglesias pentecostales y carismáticas.
El octavo capítulo trata sobre la conversión, el cual a nuestro criterio debería haberse contemplado juntamente con el de la salvación. Lógicamente, a este sigue el de la vida cristiana, tratado, no sobre la base del fruto del Espíritu, sino sobre su contraparte las obras de la carne. No entendemos muy bien por qué ha dejado para el último capítulo el tema de Dios. Completa el libro una bibliografía proporcional a lo que es el libro.
Una obra útil para los que desconocen el mapa del cristianismo actual y quieren dar los primeros pasos para conocerlo.
Pedro Puigvert