Jesús

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Hans Küng.
Editorial Trotta, 2014. 215 pp.

Así de escueto es el título. El más corto de toda la extensa obra del teólogo suizo. Nos preguntamos: “¿será una vida de Jesús?, ¿Un libro de cristología? ¿Otra cosa? De todo puede haber, porque el afamado teólogo católico, por méritos propios y también por los de su iglesia que le retiró la licencia eclesiástica para enseñar.  Le gusta escribir sobre asuntos que muchas veces son polémicos. A pesar de la prohibición continuó enseñando, porque ya tenía la manera de hacerlo tal como se explica en la biografía que contiene el libro. Además no dejó de escribir que es una forma segura de enseñar. Entró en la nómina de los teólogos rebeldes que el Vaticano quiere atar en corto. Esta aureola de progresista y un tanto rupturista,  sirve muy bien como reclamo comercial de sus libros. Claro, libros como “¿Infalible? Una pregunta”, “La mujer en el cristianismo”, “¿Tiene salvación la Iglesia?”, “Ser cristiano”, pone de los nervios a la Congregación para la Doctrina de la Fe, despertando su espíritu inquisitorial. Solo hace falta leer sus explicaciones para justificar el enfoque que va a dar a este libro: en la clase de catecismo le enseñaban sobre la Trinidad y las naturalezas de Cristo y no entendía nada; no dice qué edad tenía, porque si era para hacer la primera comunión es lógico que se quedara en babia. Después en Roma, se supone que como seminarista, asistió a unas clases de cristología enfocada “desde arriba” que no le convenció. Luego, se interesó por la teología paulina a la que califica de ingeniosa. Los evangelios le resultaban demasiado familiares y más bien aburridos. Más adelante, durante sus siete años en Roma y de la mano de la exégesis histórico-crítica, descubrió el Jesús histórico, el enfoque cristológico “desde abajo”. Y este es el Jesús que  presenta en este libro, un acercamiento llamado también “cristología ascendente”.

No es que el enfoque sea nuevo en general o para  Küng, pues hace siglos que circula y ha devenido en “jesulogía” en vez de “cristología”, o en “cristología antropológica”. En su libro “Ser cristiano” expuso la visión de Cristo que repite aquí. Basa la confirmación de esta visión, en que se han hecho muchas  ediciones de dicho libro y  traducido a 15 idiomas,  como si la cantidad  fuera un medidor de la verdad. En realidad, en este libro reproduce el mismo contenido que en el mencionado, en especial su parte C, pero introduce numerosos epígrafes. Como Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), escribió dos libros sobre Jesús desde el enfoque de la cristología descendente (de arriba abajo) y Küng ha ido por el camino inverso, establece una comparación entre su obra y la del Papa emérito. Llega a la siguiente conclusión: “quien busque en el Nuevo Testamento al Cristo dogmatizado, que lea a Ratzinger, quien busque al Jesús de la historia y del anuncio cristiano primitivo, que lea a Küng”. Creemos que siempre es mejor que leamos la Biblia.

En consonancia con el sistema adoptado, este Jesús es solo humano, porque ha descartado prácticamente el cuarto evangelio y se ha centrado sobre todo en Marcos. Presenta a un Jesús muy horizontal, un gran hombre, pero solamente un hombre, es decir, su visión de Jesús es histórica, pero parcial e incompleta. Este no es el Jesús de la Biblia, sino de aquello que al autor le ha interesado tomar de las Escrituras para edificar su tesis. Además cuestiona acciones de Jesús. Por ejemplo, su bautismo; la cena pascual no fue más que una reunión de amigos para celebrar una tradición, donde la institución de la Cena del Señor y el mandato de su celebración no tuvieron lugar. Ahora, la cuestión es: ¿Para qué murió Jesús? En vez de contestar a esta pregunta se extiende en el por qué. Lo que dice es que a Jesús lo mató la ley. ¿Resucitó real e históricamente Jesús? Las dificultades para reconocerlo se basan en meras hipótesis y en interpretaciones que necesitan una dosis de fe mayor que creer lisa y llanamente que hubo resurrección corporal en Jesús, como ha demostrado de manera incontestable N.T. Wright en su obra “La resurrección del Hijo de Dios”. Para Küng se trató de una resucitación, pero no queda muy clara la diferencia que hace entre resurrección y resucitación, por lo que maneja dos términos que a la postre vienen a ser sinónimos. Por ejemplo cuando dice: “Se olvida fácilmente que tanto la “resurrección” como la “resucitación” son términos metafóricos, figurados (…). Resucitación y resurrección son expresiones intuitivo-figurativas, imágenes, metáforas, símbolos, que responden a esquemas mentales de aquel tiempo y pueden naturalmente multiplicarse, de algo que en sí no es intuible ni representable y de lo que –como Dios mismo- carecemos de cualquier conocimiento directo”.  En resumidas cuentas: “Se trata más bien de un acontecimiento no histórico (no comprobable por los procedimientos de la investigación histórica), pero sí real (para la fe)”. Por lo mismo, según él, Jesús no ascendió a los cielos, ni fue exaltado a la diestra del Padre. Que juzgue el lector qué Jesús es el de Küng.

Pedro Puigvert

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