Del conflicto a la comunión

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Editorial Sal Terrae, 2013, 118 pp.

Como podemos observar, no es un libro escrito por algún historiador o teólogo, sino de un informe de la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad. Se publicó con vistas a la celebración del 500 aniversario de la Reforma cuatro años antes del acontecimiento que tuvo lugar el pasado año. El objetivo de este informe es avanzar en el camino hacia la comunión de todo el pueblo cristiano, como reza en el prólogo, aunque debería decir por lo obvio, hacia la comunión más profunda entre católicos y luteranos que son los componentes de la Comisión ecuménica que ha elaborado dicho informe.

Este documento toma como principio rector la doctrina de la justificación y más concretamente la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación que católicos y luteranos firmaron en 1999 en Augsburgo al que años después  añadieron su firma el Consejo Metodista Mundial  y la Comunión Mundial de las Iglesias Reformadas. El comunicado de la Declaración sobre la doctrina de la justificación dice que “hay un consenso respecto a los postulados fundamentales de dicha doctrina”. ¿Qué implica este consenso? Esta es la respuesta: “las condenas del Concilio de Trento no se aplican al magisterio de las iglesias luteranas expuestas en la presente declaración, y las condenas de las Confesiones Luteranas no se aplican al magisterio de la  Iglesia Católica expuesto en la presente declaración”.  Esto significa que debido al consenso alcanzado, “las anteriores mutuas condenas doctrinales no son aplicables a las enseñanzas de ambas partes.” El consenso significa también que  han llegado solo a una interpretación parcial aceptable para todos, ya que deben continuar profundizando hasta llegar a “reconciliar” diferencias que no tengan una fuerza divisoria. Como admite el informe que reseñamos, “el texto (…) describe un camino cuya meta aún no hemos llegado”.

Es interesante observar cómo en el año pasado levantó mucha expectación la frase que el papa Francisco pronunció llamando a Lutero “Testigo de Jesucristo” y hubo reacciones entusiastas de algunos evangélicos y lamentables de católicos ultramontanos, sin embargo, ya en 1983 cuando se celebró el 500 aniversario del nacimiento de Lutero, esta Comisión ya lo designó de la misma manera.

El libro está constituido por seis capítulos. En el primero hace un repaso de las conmemoraciones anteriores desde 1617 hasta llegar a la de 2017, aunque por medio solo hubo la de 1917. El segundo menciona las investigaciones católicas sobre Lutero en el siglo pasado. El tercero es un bosquejo histórico de la Reforma luterana y la respuesta católica desde Trento hasta el Vaticano II. El cuarto trata sobre los temas fundamentales de la teología de Lutero, pero solo trata las doctrinas de la justificación, la eucaristía, el ministerio y Escritura y tradición. El quinto es un llamamiento a una conmemoración conjunta, la cual tuvo lugar con anticipación a la fecha en Suecia con la presencia del papa Francisco. El sexto y último es un documento con cinco imperativos ecuménicos, a saber: 1. Católicos y luteranos deben comenzar siempre desde la perspectiva de la unidad y no desde el punto de vista de la división. 2. Luteranos y católicos deben dejarse transformar así mismos continuamente mediante el encuentro de los unos con los otros y por el mutuo testimonio de fe. 3. Católicos y luteranos  deben comprometerse otra vez en la búsqueda de la unidad visible. 4. Luteranos y católicos deben juntamente redescubrir el poder del evangelio de Jesucristo para nuestro tiempo. 5. Católicos y luteranos deben dar testimonio común de la misericordia de Dios en la proclamación y servicio al mundo.

Nos llama la atención que también en este informe aparezca el lenguaje inclusivo, totalmente innecesario y gramaticalmente incorrecto, pero sigue una moda que se está imponiendo y que es absurda a más no poder.

Pedro Puigvert

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